A Elpidio Valdés lo conocí en el patio trasero de mi edificio en la naciente comunidad de La Sierpe. Cuando venía el llamado cine móvil desde Sancti Spíritus, justo en la espalda de mi apartamento, colgaban la pantalla en blanco, donde después cobraban vida el pillo manigüero, el bigotudo Resoples…Y mientras que al compás de la canción de Silvio Rodríguez todo el mundo recogía sillas y taburetes en retirada, me quedaba embobecido, sentado sobre un cubo, leyendo los créditos.