Justo cuando falta un mes para que los colegios catalanes abran de nuevo sus puertas (las clases se inician el 14 de septiembre) la Generalitat empieza a esbozar cómo funcionará el extraño curso 2020-2021. Según explicó ayer el consejero catalán de Educación, Josep Bargalló, una de las claves es fijar qué criterios se aplicarán para cerrar un centro escolar si se detectan positivos de coronavirus entre el alumnado.
En el caso de Cataluña, los colegios cerrarán sus puertas si se identifica un mínimo de dos contagios en dos grupos «de convivencia» separados. En el caso de que los centros educativos tengan distintos edificios y los contagios se concentraran en solo uno de ellos, el cierre sería parcial. «La propuesta la hará la autoridad sanitaria a partir de los datos que obtenga del rastreo y los análisis epidemiológicos. Que quede claro que no es la única condición», apuntó Bargalló. Por su parte, el director general de Profesionales de la Salud, Marco Ramentol, dijo que el objetivo es, dentro de lo posible, mantener las escuelas abiertas y no cerrarlas «a la primera de cambio».
En este sentido, el Govern no descarta que se concedan «bajas» para cuidar a los hijos con colegios cerrados, aunque Bargalló reconoció que esa es una competencia estatal. Otra novedad del próximo curso será la incorporación de la salud primaria al ecosistema escolar. Así, el nuevo protocolo «anti-Covid» de los colegios catalanes establece que cada centro tendrá un Centro de Atención Primaria (CAP) de referencia, así como una enfermera asignada para resolver dudas. Por su parte, los directores de los centros recibirán una formación específica. El sindicato CC.OO. se mostró muy escéptico con esta medida y alertó que puede contribuir a colapsar unos CAP ya desbordados.
Según el nuevo protocolo catalán, cuando se detecte un posible caso de coronavirus este deberá dirigirse a su CAP de referencia. Allí se determinará si es necesario hacer una prueba PCR. Cuando se obtengan los resultados se decidirá qué hacer, mientras tanto, la persona afectada y sus convivientes «estrechos» -compañeros de clase y profesores- deberán aislarse. En el caso de que se confirmara el contagio se activará inmediatamente el aislamiento de 14 días para todos los miembros del grupo estable (clase), a los que se realizará también test PCR. Ello supondrá la suspensión de la actividad lectiva presencial. El retorno al centro educativo se hará tras cumplir diez días de aislamiento y después de pasar 72 horas sin síntomas.
Aunque la Generalitat no contempla hacer PCR al conjunto de la población educativa antes del inicio del curso, sí ha pedido a los padres que no lleven a sus hijos a clase si presentan síntomas ni si tienen una temperatura superior a los 37,5ºC. Por otra parte, los alumnos con una enfermedad crónica de «elevada complejidad» deberán valorar, junto a padres y médicos, las implicaciones de retomar la actividad presencial.