Si Sara Baras fuera un emoticono, estos días sería el que muestra sendos corazones en sus ojos. Ha pasado unos días regulares por cuestiones familiares, pero ahora su energía está concentrada en el reencuentro, mañana, con sus dos grandes amores: el público y el escenario. La cita será en Marbella, en el festival Starlite: «Han sido muy valientes», dice de los organizadores del certamen. Allí va a presentar un espectáculo que ha titulado «Suite Flamenca», en el que recoge piezas significativas de su repertorio con otras «cositas nuevas». Su voz, arenosamente dulce, descubre su ilusión, y dice con inocencia: «Está saliendo súperbonito, Julio».
Sara Baras no había estado tan alejada del baile y de los escenarios más que en una ocasión: cuando se encontraba embarazada de su hijo, José. Pero como todos tuvo que bajarse de las tablas a mediados de marzo, cuando se decretó el estado de alarma. «Tuvimos que parar nuestra temporada en el teatro Nuevo Apolo, en Madrid, y hasta hace muy poco no se han podido sacar las cosas;se quedó todo allí, la escenografía, el vestuario...», explica. Por eso, la bailarina vuelve tras estos meses de parón provocado por la pandemia con una «emoción especial». «No concibo la vida sin el escenario –confiesa–, y llevo desde mediados de marzo sin pisarlo. Tengo necesidad de salir a escena, de dejarme el alma, de transmitir mi baile y compartirlo con el público». Y, como una enamorada antes de una cita, siente «ese nervio y esas mariposas en el estómago». Pero Sara Baras se siente, por otra parte, muy tranquila y segura. «No he dejado de ensayar y de entrenar en todo este tiempo, y me siento muy fuerte».
Esas ganas de escenario, asegura la gaditana, las comparte con sus músicos, sus bailarines y sus técnicos, «un equipo maravilloso. Ha habido una unión especial entre nosotros durante los ensayos, una intensidad distinta a otros procesos de creación; ha sido algo muy bonito porque se nota el deseo que tenemos todos de volver a pisar la escena, y se producía casi una corriente eléctrica entre todos que seguro que se notará el sábado».
Y es que cuenta Sara que ella tenía previsto un espectáculo pero la situación vivida le ha otorgado una nueva lectura y se ha encontrado montando otra cosa, tanto en las coreografías como en el vestuario y la iluminación del espectáculo. Incluso, revela, ha incluido algunos detalles que recuerdan el momento, como el uso de las mascarillas. «Es un homenaje y un recuerdo a todo lo que hemos pasado. Creo que es inevitable, como artistas no podemos olvidarnos de todos estos meses, hacer como si no hubiera pasado nada. Evidentemente esta pandemia nos ha cambiado de una manera u otra. No podemos olvidarnos del dolor de las personas que han sufrido, de los que se han ido; pero los que, gracias a Dios, podemos decir que todo está bien en nuestro entorno, debemos sacar muchas enseñanzas de lo que hemos vivido. Hay muchas cosas que han variado. Hemos aprendido a valorar cosas tan sencillas como la tranquilidad para poder leer un buen libro, como un abrazo, o a apreciar los momentos en que estamos en casa con la familia, los momentos que pasamos con nuestros amigos... Yo he vivido de manera muy especial, por ejemplo, los momentos que he vivido con mi hijo a diario:ayudarle a estudiar, prepararle la comida... Cosas sencillas que con mi ritmo de vida y los viajes no puedo hacer tanto como me gustaría. Hemos recuperado una forma de vida que de alguna manera habíamos perdido:hemos aprendido que hay que vivir el momento».
Las vivencias de estos últimos meses van a reflejarse, dice la artista gaditana, sobre el escenario. «Seguro, de una u otra manera mi baile va a ser distinto;no sé cómo, pero lo será. Siempre he sido una bailarina muy libre, que me dejo llevar por lo que siento en cada momento, y estoy segura de que será así. Espero que la emoción no me arrastre y que únicamente se convierta en baile».