«Estamos a unos 90 minutos al norte de Los Ángeles y unas cuatro horas al sur de San Francisco, una comunidad costera única en la que no es inusual encontrarse con Oprah Winfrey en el supermercado o estar sentada junto a Ellen DeGeneres para almorzar en el Hotel Miramar». Así describe el agente inmobiliario Jason Streatfeild, con oficina en Montecito, el nuevo vecindario de Santa Bárbara en el que se han instalado el Príncipe Harry y Meghan Markle, con su pequeño Archie, de un año. El matrimonio firmó la compra de una fabulosa mansión conocida como «The Chateau» el pasado 18 de junio, por 14, 6 millones de dólares. La pareja ha contratado una hipoteca de 9,5 millones lo que supone un desembolso inicial de 5 millones.
Todo apunta a que el vendedor es el magnate ruso Sergey Grishin, que compró la mansión palaciega por más de 25 millones de dólares en 2009 y trató de venderla por hasta 34 millones antes de finalmente aceptar una cuantiosas pérdida. Grishin también es el expropietario de una propiedad de California, conocida como la mansión Scarface porque apareció en la película Al Pacino de 1983, que se vendió por un precio de 12 millones en 2015.
Spa y sala de yoga
El nuevo nidito de amor de Harry y Meghan dispone de 1.300 metros cuadrados construidos, distribuidos en dos plantas y sótano. No parece que vayan a tener problemas de espacio porque cuenta con 9 habitaciones, 16 baños, spa, sala de yoga, biblioteca y un garaje para cinco coches. En el exterior, la finca se abre con amplios prados, jardines de rosas, altos cipreses italianos, lavanda en flor, olivos centenarios, una cancha de tenis, cabaña para niños y una piscina.
En los jardines, no faltan los rosales, olivos y cipreses italianosTambién cuenta con una casa de huéspedes de dos dormitorios y dos baños, perfecta para la madre de Meghan, Doria, que actúa como la niñera de Archie. Doria ya ha estado en la casa nueva, según informa «TMZ».
Los Sussex compraron la propiedad a pesar de que todavía deben al contribuyente británico 2,4 millones de libras por la renovación de Frogmore Cottage, su antigua casa cerca del Castillo de Windsor.
Algunas fuentes apuntaban a que Harry y Meghan compraron la propiedad con la ayuda del Príncipe Carlos, pero una fuente declaró a DailyMail.com que la pareja «se siente orgullosa de haberse decidido por su cuenta y dicen que la compraron sin la ayuda de su familia». «Tienen una hipoteca, pero la conciben como su propio lugar, sin depender de nadie más», dijo la fuente. De momento, no se les ha visto por el vecindario.