Cuando el norteamericano Charles Goodyear (1800- 1860) descubrió el proceso de vulcanización del caucho tras años en el empeño, comenzó la evolución de la industria del transporte y del calzado. Unas zapatillas británicas creadas en 1920, las plimsoles dieron lugar más tarde a réplicas locales, como las Victoria en España.
El caucho vulcanizado surgió casi por casualidad, al volcar Charles Goodyear un recipiente de caucho y azufre sobre una estufa, consiguiendo un producto más duro y resistente que el caucho en sí. Se cuenta que, arruinado por un mal negocio de compra de maquinaria, Goodyear se vio obligado a vender la patente de su invento a Frank Seibierling, quien años después de la muerte de Charles fundó su empresa con el apellido del inventor, The Goodyear Tire & Rubber Company.
Catalina de Cambridge, con zapatillas VictoriaCon este nuevo material comenzaron a fabricarse mejores ruedas y las zapatillas con suela vulcanizada, algo que revolucionó la moda, el deporte y la indumentaria de trabajo. Las plimsolls, plimsoles o sand shoes, fueron en la Inglaterra de finales del siglo XIX las primeras zapatillas de lona y suela de caucho, un sencillo modelo precursor de la popular zapatilla de deporte norteamericana de 1920.
En aquel momento, semejante calzado presuponía un alto nivel adquisitivo, utilizándose en la playa, las canchas o la pista de baile.
En 1915, en un pequeño pueblo de La Rioja surgió una réplica española de las plimsolls, que su fundador llamó con el nombre de su mujer, Victoria. Aunque la marca vende ahora en su mayoría modelos inspirados en las Superga o en las zapatillas deportivas con plataforma, sus modelos de lona y caucho típicos de los años 40, 50, 60, 70 y 80 -conocidos ya para siempre como «inglesitas» por su origen- están en el imaginario colectivo de varias generaciones de españoles y ahora comienzan a exportarse al extranjero.