Románticamente, uno crece como aficionado creyendo que el verdadero dueño de un equipo de futbol es la afición, y de alguna forma “se lo presta” a un aficionado más, el dueño, para que lo honre, lo cuide y lo haga grande.
Con el tiempo uno se da cuenta que eso no es cierto, pero en el fondo se sigue manejando la fantasía de que los dueños también son aficionados y que antes que en fines comerciales piensan con el corazón, y ya después toman las decisiones que mejor convengan para que el equipo salga adelante económicamente.
Por eso cuesta trabajo entender la decisión de Chivas, en este momento, de transmitir en exclusiva la mayoría de sus partidos como local en un canal de televisión de paga en una compañía de cable muy menor que desafortunadamente no es la opción que han contratado la mayoría de quienes tienen servicios de televisión de paga.
Además, Chivas elige como plataforma alternativa (para evitar tener por fuerza que contratar a esa compañía) una de dudosa calidad que ya en la primera transmisión del fin de semana pasado presentó problemas y hubo quienes no pudieron ver algunos tramos del partido.
Esperamos que no sea muy prolongada esta época de nuevamente oscuridad de Chivas hacia sus aficionados
Invariablemente esto nos recuerda el estrepitoso fracaso de Chivas TV, que tuvo dos momentos cumbre en lo que se refiere a ofensas para los aficionados: uno, cuando el tristemente célebre Jose Luis Higuera anunció la plataforma con aquella frase de: “Se acabó el México de todo gratis”, y dos, la transmisión de un clásico contra Atlas en que la imagen que se veía en pleno partido eran dos sillones vacíos en el palco de transmisión mientras caía agua por goteras por todas partes.
Chivas elige restringirse a la exclusiva televisión de paga (a la que tiene acceso menos de la mitad de los mexicanos) y lo hace después de haber sido el equipo más visto en México en las más recientes temporadas porque los partidos los transmitieron simultáneamente hasta cuatro televisoras, incluidas las dos mas importantes Televisa y Tv Azteca, por supuesto gratis.
De un plumazo los dueños de Chivas han dejado fuera de la posibilidad de ver al equipo a más de la mitad de la afición, y lo hacen en el momento en que no se puede ir al estadio y atravesamos la más severa crisis económica, y cuando las familias buscan cómo reducir gastos y las primeras opciones serán prescindir del entretenimiento, incluida la televisión de paga.
Esperamos que no sea muy prolongada esta época de nuevamente oscuridad de Chivas hacia sus aficionados, porque a final de cuentas quien más pierde es el equipo; por un lado los patrocinios de camiseta y estadio sólo los verán unos pocos (serán poco rentables), y no se conocerá suficientemente a los jugadores, lo que significa que dejarán de crearse ídolos, y Chivas definitivamente es un equipo de ídolos.