Desde 2003, que la UdeG actualizó el Atlas de Riesgos de la Zona Metropolitana de Guadalajara, se incluyó como nueva amenaza la contaminación del aire por ozono y por partículas menores de 10 micrómetros (conocidas como PM10) debido al crecimiento exponencial de la polución que se detectó desde 1993 que empezó a operar la red automática de monitoreo de la calidad del aire, en la que se alcanzaron registros hasta tres veces más altos de contaminantes que los adecuados para la seguridad humana, convirtiéndose en un riesgo “crónico y agudo” para la salud de los habitantes de la metrópoli.
A esa contaminación del aire, según mediciones hechas en un estudio de 2005 de la misma UdeG, contribuían en un 31 por ciento las emisiones de vehículos automotores, por debajo de la quema de llantas y las industrias. Pero si tomamos en cuenta que en las últimas dos décadas el parque vehicular en Jalisco se ha triplicado, y según cifras del Inegi, ya en 2018 nuestra entidad era la segunda con más vehículos circulando del país con tres millones 732 mil 984, de los cuales 64.5 por ciento, es decir dos millones 408 mil 870, lo hacen en el Área Metropolitana de Guadalajara, seguramente ese porcentaje se ha incrementado.
Estos alarmantes diagnósticos parecen haber sido ignorados por las autoridades. La falta de programas y políticas públicas para mitigar esta contaminación ha provocado que en el AMG respiremos uno de los aires más contaminados del país y del planeta.
Ejemplo de ello han sido los fracasos de los últimos gobiernos en la implementación de sistemas de verificación vehicular.
En la pasada administración el sexenio se les fue y nunca pudieron lanzar este programa que significaba el primer paso para cumplir su promesa de implementar un gobierno verde en el que la sustentabilidad del medio ambiente sería una prioridad.
Lo preocupante es que la “Verificación responsable” que el gobierno de Enrique Alfaro anunció en febrero de 2019 que arrancaría en julio de ese año cumplió ya un año retraso.
Apenas hoy terminarán de definir quiénes cumplieron los requisitos de la convocatoria para que se les adjudiquen los primeros verificentros que nadie sabe cuándo empezarán a operar.
Este retraso obliga a la Secretaría del Medio Ambiente a revisar la Política Integral para la Gestión de la Calidad del Aire “Jalisco Respira” y lo que está pasando en el Organismo Público Descentralizado Agencia Integral para la Regulación de Emisiones (AIRE), para explicar a qué se han debido los retrasos para arrancar el programa de revisión de emisiones, y si ya está listo el Centro Oficial de Medición y Centro de Control que supervisará el trabajo de las 100 líneas de verificación que pretenden instalar.
En marzo pasado trascendió que el tema de las licitaciones y las presiones para buscar ventajas para algunos concesionarios, fue el principal obstáculo para que la “Verificación responsable” arrancara en los tiempos fijados, ojalá ese punto se haya superado debidamente y asegurado adjudicaciones transparentes que descarten litigios que vayan a asfixiar aún más el inicio de sus operaciones en detrimento de la salud de los jaliscienses.
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