«Si hubiera estado aquí desde el comienzo de la temporada, habríamos ganado el scudetto!» Así de eufórico se mostró Zlatan Ibrahimovic, 38 años, tras la contundente victoria (4-2) del Milán en San Siro frente a la Juventus. El sueco, por su carisma, fue la estrella del partido y decisivo en la remontada contra la Vecchia Signora, marcando el primer gol de su equipo de penalti y permitiéndose reírle en la cara a Cristiano Ronaldo (tres años más joven que Zlatan). Fue un penalti con su pequeña historia que refleja la rivalidad entre el sueco y el portugués, al que se refiere siempre con antipatía («El verdadero Ronaldo es el brasileño», dice siempre). Antes del lanzamiento, CR7 se acercó a su portero, el polaco Szczesny, para comentarle: «¿A este lo conoces, ¿no? Ya sabes cómo tira». Con su gol, engañando al portero, la satisfacción del sueco fue doble y se permitió dirigir una sonrisa un tanto maliciosa y burlona a su rival, diciéndole: «¿Me conoce…?»
Después, ya en el segundo tiempo, llegaron 30 minutos impresionantes del Milán y catastróficos para la Juve que en solo cinco minutos le metieron tres goles. El póquer que sufrió el equipo entrenado por Maurizio Sarri se recordará durante mucho tiempo. La Juventus, casi siempre sin rivales en Italia, encajando cuatro goles en un partido no se veía desde el 3 de junio 2017, en la final de Champions League de Cardiff, cuando el Real Madrid con Cristiano Ronaldo se impuso 4-1. Todas las miradas del partido Milan-Juve se centraron en Ibrahimovic y Ronaldo. El claro vencedor de ese duelo fue Zlatan. Además del penalti, dio una asistencia a Kessié, y, al ser sustituido, cuando el resultado era 2-2, «empujó» desde el banquillo hasta llegar al póquer. Cuando al final del partido le preguntaron si, a la vista de los apoyos y «asistencias» que da desde el banquillo, le espera un futuro de entrenador, respondió con media sonrisa: «No, no, hago de presidente, de jugador y de entrenador, pero me pagan solo como jugador».
Los tifosi del Milán están convencidos, según reflejan en las redes sociales, de que, en efecto, con Ibrahimovic podían haber sido campeones, teniendo en cuenta la aportación que hasta ahora ha dado el jugador sueco: Ha disputado 13 partidos; de ellos, dos de Copa Italia; marcó seis goles y dio tres asistencias, mejorando sustancialmente los resultados del equipo: Con él en la alineación, el Milán ganó seis partidos, empató tres y perdió dos.
Después de dos años en Estados Unidos, el jugador sueco regresó al Milán al final de la primera vuelta, procedente de Los Ángeles Galaxy, con un contrato por seis meses, firmado el 2 de enero, con opción a una temporada más, ganando un millón de euros por mes. Su presencia en el Milán ha servido de revulsivo al equipo. Ya empieza a hablarse de la renovación. Siendo uno de los marcadores más prolíficos de la historia del fútbol, después de haber pasado por el Malmoe, donde debutó, el Ajax, Juventus, Inter, Barcelona, Milán, PSG, Manchester United y los Angeles Galaxy, Ibrahimovic se deja querer sin confirmar ni desmentir su continuidad en el Milán.
Carácter arrogante
«Soy viejo, no es un secreto, pero la edad es solo un número. Entrenando bien, manejando los ritmos y hoy (contra la Juve) jugué mejor que contra el Lazio. Estoy bien y trato de ayudar al equipo en todos los sentidos!. De momento, los tifosi milanistas claman por su renovación. No corre ni marca goles como en el pasado, pero cualidades técnicas no le faltan para seguir siendo un jugador positivo para el Milán, a pesar de su carácter arrogante. Así lo resaltaba, tras el partido, el exjugador de la Juventus Federico Balzaretti, hoy comentarista televisivo: «Sus cualidades técnicas son las mismas de siempre; además ha añadido continuidad dentro del juego al realizar mejores lecturas tácticas, como ha demostrado su asistencia muy inteligente para Kessié. Ibrahimovic todavía llena el campo, en su cabeza está el deseo de continuar, sabe que no puede tener la brillantez de hace veinte años, pero sabe que puede ser decisivo». Desde luego, el martes fue un Ibrahimovic «total», como lo define Balzaretti, dejando en la sombra por una noche a Cristiano Ronaldo.
