Los jefes de Estado o de Gobierno de la Unión Europea aprobarán con toda probabilidad hoy el primer paquete de medidas contra los efectos del la pandemia que ya había acordado el Eurogrupo y que representan un primer desembolso de 540.000 millones de euros en créditos del MEDE para los gobiernos que necesiten reconstruir y reforzar su estructura sanitaria, del BEI para las empresas y el programa SURE propuesto por la Comisión para sostener los mecanismos de ayuda al empleo en los países miembros.
Sin embargo, según diversas fuentes bien informadas, no se vislumbran todavía posibilidades de acuerdo para poner en marcha un «fondo de reconstrucción» que promovería inversiones masivas en toda la UE y que de acuerdo con algunas de las propuestas que estarán sobre la mesa podría alcanzar el billón de euros, a falta de unanimidad en el diseño de este instrumento financiero. Las previsiones más optimistas dan por hecho que los presidentes necesitarán al menos una nueva reunión por videoconferencia (la de hoy es la cuarta desde que estalló la pandemia) durante el mes de mayo, pero los respectivos gobiernos trabajan ya con la perspectiva de una cumbre presencial «en cuanto sea posible» para tratar en persona un asunto tan complejo.
Las principales divergencias sobre el futuro «fondo de reconstrucción» se refieren a aspectos esenciales, como su fuente de financiación, si se trata de una deuda mutualizada como quiere Italia, pero rechazan varios países encabezados por Holanda y Austria, o si los beneficiarios tendrán que cumplir algún tipo de condicionalidad, que es algo a lo que España se niega. La propuesta presentada el lunes por parte del Gobierno español para basar este fondo en un mecanismo de deuda perpetua ha sido incluido entre las distintas opciones pero se considera «muy lejos de la posición alemana», que no es siquiera la más radical. Francia, por su parte, propone un mecanismo que esté financiado por los países en razón a su peso económico, pero del que sean beneficiarios con más intensidad aquellos que han resultado más dañados por la crisis.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tiene previsto, por su parte, proponer una fórmula que suponga que el endeudamiento lo asuma el propio ejecutivo comunitario y lo distribuya en parte a través de los fondos de cohesión, que son subvenciones, pero al menos la mitad a través de créditos sin intereses a los países que lo necesiten, a cambio de una estricta condicionalidad, lo que podría contentar a los gobiernos más estrictos como Alemania, Holanda o Austria, pero no les suena bien a España o Italia, los más beneficiados.
La propuesta de la Comisión podría apoyarse en la resolución aprobada la semana pasada en el Parlamento Europeo, que vinculaba el «fondo de reconstrucción» al presupuesto cvomunitario, que ha de ser aprobado también antes del 31 de diciembre.
El presidente del Consejo, ha pedido a los dirigentes europeos al convocar esta cumbe que tengan en cuenta que «esta pandemia nos afecta a todos, en cada hogar y en cada estado miembro. No conoce fronteras y pide más coordinación y unidad».
