Especialmente hoy viene a mi memoria una Nochebuena de los cincuenta en la que mi familia buscaba acomodo y lo encontró en una casa del rincón de la Victoria. Por circunstancias que no vienen al caso no teníamos un domicilio definitivo. Aquella época anduvimos de “Poncio a Pilatos”, hasta que meses después encontramos una casita mata en la calle Ecuador.