Le quedan cinco días al año, aunque también podemos decir que ya se nos acaba el año 19 del siglo XXI. ¿Qué rápido, verdad? Pero, más allá de pensar en lo «acelerado» que avanza la presente centuria y cómo ello nos engorda el almanaque personal, mejor centrémonos en los avances que se registraron durante el último decenio en la esfera tecnológica, que no son pocos.
Desde la llegada del iPad hasta el inicio del despliegue de las redes de quinta generación en la tecnología móvil, lo alcanzado por la ciencia y la tecnología definen el mundo en el que hoy vivimos. Estos son algunos ejemplos destacados.
El planeta Gliese 581g estuvo en boca de muchos en 2010, por ser un exoplaneta parecido a la Tierra que podría contar con todas las condiciones adecuadas para el desarrollo de la vida.
De acuerdo con el doctor Paul Butler, de la Institución Carnegie de Washington, «el planeta Gliese 581g cuenta con el tamaño adecuado y se encuentra a una distancia de su estrella que le permite contar con agua líquida y una atmósfera».
El 27 de enero de 2010 Apple sorprendió al mundo con el iPad, el primer tablet que, dijeron entonces los especialistas, vendría a sustituir la computadora personal. A la vuelta de una década esa predicción no ha ocurrido —de hecho el mercado de ordenadores está más fuerte—, y las tabletas se han convertido en accesorios auxiliares. Sin embargo, el iPad y sus capacidades de movilidad y funcionalidades para trabajar como si de un ordenador se tratara, es un concepto revolucionario para el decenio que casi termina.
El iPAD marcó una nueva generación paralos equipos móviles. Foto: Apple.
André Borsrchberg, cocreador del avión Solar Impulse, un aparato de cuatro motores con 12 000 células solares, logró pilotarlo durante 26 horas a una altura de casi 29 000 pies impulsado únicamente por energía solar.
En el año 2011 algunos científicos y estudiantes lograron construir una impresora 3D la cual puede producir alimentos ciento por ciento comestibles. Desde entonces esta tecnología ha avanzado de forma considerable, hasta la impresión de órganos o casi cualquier cosa material que imaginemos. Sin embargo, su uso extensivo no acaba de ocurrir.
La empresa de ingeniería y robótica Boston Dynamics presentó a Big Dog, un robot de transporte militar capaz de cargar hasta 180 kilogramos de peso y superar numerosos obstáculos, que con el paso de los años fue perfeccionado.
Google lanzó en junio de 2012 a Project Glass, unas gafas de realidad aumentada capaces de superponer información en el campo de visión de los usuarios. Las gafas causaron revuelo en sus inicios, pero luego terminarían siendo canceladas.
En el año 2012 Titán fue considerada como la supercomputadora más poderosa a nivel mundial, siendo capaz de realizar 17,59 miles de millones de operaciones por segundo.
Algunos científicos de Holanda utilizaron células madre de vaca convirtiéndolas en unas fibras de músculo trenzadas para formar una hamburguesa. La fabricación de esta hamburguesa de laboratorio costó aproximadamente más de 300 000 dólares. Como experimento estuvo bien, pero sostenible no es.
Boston Dynamics lo hizo de nuevo y presentó Atlas, un robot de 1,8 metros de altura diseñado para tareas de «búsqueda y rescate». El robot fue un pedido de la Defense Advanced Research Projects Agency (Darpa, por sus siglas en inglés), y entre sus credenciales aparecía que podía ser un «policía» en zonas de conflicto. Aunque un gran avance en materia de robótica, su carácter de arma recordaba al infame Terminator.
En 2014 un grupo de científicos logró por vez primera realizar un mapeo cerebral en 3D con una resolución y precisión 50 veces mayor a la de años anteriores.
También en 2014 se rompió el récord con el mayor número de nanosatélites lanzados al espacio. Se trató de CubeSats, unos cubos de aproximadamente 10 centímetros por cada lado y menos de un kilogramo de peso diseñados para monitorear la deforestación, el desarrollo urbano y los cambios en los ríos, creados en Estados Unidos.
A mitad de la década la sonda New Horizons, que había sido lanzada por la NASA en 2006, llegó a Plutón. El cuerpo celeste más lejano del sol fue visto en detalle por vez primera desde una distancia de 12 500 kilómetros.
Hanson Robotics, una compañía con sede en Hong Kong, dio de qué hablar en 2014 con su robot Sophia, destinado a aprender y adaptarse al comportamiento humano para poder trabajar con ellos.
Waymo fue el primer coche completamente que comenzó a circular en 2016 por las calles de Singapur y Pittsburgh, Estados Unidos, desarrollado por Google. Otras empresas se sumaron a la iniciativa con el paso de los años, y aunque todavía «está en pañales», todo apunta a que los coches autónomos serán el futuro en las carreteras.
¿Quién no recuerda este famoso videojuego de realidad aumentada? Llegó en el verano de 2016 y provocó furor global. Permitía superponer los legendarios monstruos de bolsillo en nuestro entorno y «cazarlos». De hecho, fue esta la mejor aplicación de la realidad aumentada durante la década, una tecnología que todavía tiene mucho campo por explotar.
La realidad aumentada todavía tiene muchas posibilidades por explotar. Foto: Niantic.
Se trata del desarrollo de un método efectivo para poder generar imágenes tridimensionales de las moléculas de la vida, lo cual ayudó a una mejor comprensión sobre el cáncer o el Alzheimer.
En 2017 se logró por primera vez captar la luz emitida por la fusión de dos estrellas de neutrones mediante sus ondas gravitacionales.
La tecnología 3D permitió imprimir metales más ligeros, complejos, resistentes y económicos. El método fue desarrollado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts. De ser adoptado de forma masiva facilitaría los procesos de producción en serie.
Con tan solo 18 años, Katie Stubblefield, en un intento fallido de suicidio, quedó con el rostro completamente desfigurado por una herida de bala. Sin embargo en 2018 le realizaron un trasplante de rostro, primera operación de su tipo en la historia.
El año que termina vio el nacimiento de la primera tarjeta SD con una capacidad de almacenamiento de 1 terabyte, o lo que es lo mismo, mil gigabytes. Hace apenas una década las memorias flash más populares del mercado tenían 128 megabytes de espacio, unas 8 000 veces menos. ¿Menudo salto no?
La tecnología móvil se encuentra entre las que mayores avances ha recibido en la década. El año que termina estuvo marcado por el inicio del despliegue de las redes de quinta generación o 5G en algunos países, principalmente desarrollados. Esta nueva red es capaz de alcanzar velocidades de datos teóricas de 20 Gb/s de descarga y 10 Gb/s de subida, algo para lo cual no están siquiera listos la mayoría de los terminales hoy en uso.
Con un nuevo decenio a la vuelta de la esquina, los avances que podríamos mencionar de aquí a diez años acaso sean más sorprendentes. Lo cierto es que este es un campo que parece indetenible, con progresos casi diarios. Veremos que nos deparan los nuevos años 20.
