En Singapur, el sexo entre hombres se puede castigar hasta con dos años de cárcel y es un país donde no hay protección contra la discriminación por orientación sexoafectiva, indica el New York Times en su nota sobre la edición que Disney hizo a la cinta Star Wars en aquel país, donde el beso entre dos mujeres que ocurre en la pantalla por unos segundos, simplemente no existe, esto para que la película pueda obtener su clasificación PG-13 en el país asiático.
No es el único caso. En Dubái se reportó que también hubo censura de la escena que no involucra a ninguno de los protagonistas y que no afecta en lo absoluto a la historia. Es decir, lo que muchos activistas y medios LGBT+ criticaron, que la cinta incluyera la escena solo por cumplir una cuota de inclusión o que J.J. Abrams y compañía se vieron tibios al no presentar como gay a uno de sus personajes principales, al parecer no es tan adecuado. En muchas partes del mundo, un simple beso entre dos mujeres puede causar mucho escándalo.
Por supuesto que a mí también me hubiera encantado ver a los personajes de Finn y Poe darse unos besos con lengua en una galaxia muy lejana, pero esto es Hollywood, por supuesto que hay muchos intereses de por medio y que frente a las ganancias en taquilla, ninguna inclusión resulta más importante. Sin embargo, esfuerzos como Black Panther o un par de mujeres besándose en Star Wars, comienzan el camino hacia productos más inclusivos (que por supuesto, se espera generen dinero). Hay que ser pacientes y celebrar que existimos en Star Wars.
