Los cómics vienen viajeros. A otros lugares o a otros tiempos, el caso es moverse. A veces acompañando a héroes, otras a villanos, otras a fantasmas, pero siempre explorando mundos en formato secuencial.
«El Buscón en las Indias». Alain Ayroles / Juanjo Guarnido. Norma, 2019. 160 páginas. 35 euros. Quevedo dejó a Don Pablos, su buscón, con planes de marchar a las Indias, pero nunca nos contó qué le pasó allí, así que Alain Ayroles y Juanjo Guarnido le toman la palabra y ponen al pícaro en el Perú, des plegando todas sus artimañas para medrar y hacerse rico. Esta secuela está llena de humor, de comentarios sobre la crueldad de la vida en el Nuevo Mundo (y en el viejo) y de sorpresas, pues las tretas de Pablos no tienen fin y hacen que la historia dé giros inesperados hasta las últimas páginas. Advertidos quedan.
«El Vecino. Historias». Santiago García / Pepo Pérez. Astiberri, 2019. 160 páginas. 22 euros. Ahora que está a punto de estrenarse su adaptación televisiva, Santiago García y Pepo Pérez nos ponen al día sobre las andanzas de Titán, su superhéroe demasiado humano. Por una parte, «El Vecino. Origen» recopila los tres primeros tomos. Por otra, este volumen recupera historias que se publicaron en la revista «El Manglar» y añade otras inéditas.
«No mires atrás». Anabel Colazo. La Cúpula, 2019. 132 páginas. 16,50 euros. Anabel Colazo nos habló de ovnis en «Encuentros cercanos» y ahora vuelve a mundos misteriosos con este cómic que se inspira en los «creepypasta», historias de terror que se comparten y mutan a través de internet. ¿Por qué Blanca es la única de sus amigos que ve, una y otra vez, esa extraña figura? Si se trata de un personaje de un videojuego que apareció pocos años atrás, ¿cómo es que lleva viéndolo desde mucho antes? ¿Por qué lo vio el día que murieron sus padres?
«Las edades de la rata». Martín López Lam. Salamandra Graphic, 2019. 244 páginas. 24 euros. Martín López Lam traza paralelas entre los inmigrantes chinos que vivían en el duro norte de Perú a principios del siglo XX y un inmigrante peruano en la Europa actual, para contar historias de desarraigo y adaptación, dejando siempre vivo un halo de misterio.
«Diario de Italia». David B. Impedimenta, 2019. 304 páginas. 25,90 euros. David B. nos cuenta tres viajes, a Italia, Hong Kong y Osaka. Pero lo que vemos no son los paseos de un turista, ya que prefiere visitar fantasmas a monumentos. Así, podemos disfrutar de secretas guerras de gatos, leyendas rabínicas, mafiosos de ultratumba y retorcidos espectros japoneses, que David B. se recrea en retratar en toda su rareza.
«El día de Tarowean». Juan Díaz Canales / Rubén Pellejero. Norma, 2019. 88 páginas. 19,95 euros. Para su tercera incursión en el mundo de Corto Maltés, Canales y Pellejero han optado por una precuela que desvela uno de los grandes enigmas que dejó Hugo Pratt. ¿Cómo acabó nuestro héroe en la tesitura en la que comenzaba «La balada del mar salado», atado a una balsa a la deriva junto a la isla de La Escondida?
«Bezimena». Nina Bunjevac. Reservoir Books, 2019. 224 páginas. 24,90 euros. Nina Bunjevac consigue que sus dibujos sean a la vez intensamente realistas y extrañamente oníricos. Eso añade un nivel más de extrañeza a esta siniestra fábula de obsesión sexual que nos hace pensar en las películas de Fritz Lang o Murnau.
«Ser amado». Javier Lozano. Fulgencio Pimentel, 2019. 272 páginas. 25 euros. El amor tiene muchas formas, pero todas tienden a la obsesión. Esa es la lección que podemos sacar de este cómic de Javier Lozano. Pero la enseñanza no está tanto en el texto como en sus páginas caleidoscópicas, que nos absorben en sus formas repetitivas mientras vemos a otros amar.
«La balada del norte. Tomo 3». Alfonso Zapico. Astiberri, 2019. 248 páginas. 18 euros. En su narración de la revolución asturiana de 1934, Alfonso Zapico llega a la derrota y la represión militar. Como siempre, su mirada humanista, que busca ante todo comprender a los personajes, es lo que hace especialmente brillante esta novela gráfica.
«¡Socorro!». Roberta Vázquez. Apa-Apa, 2019. 100 páginas. 19 euros. Un pimiento egocéntrico y liante, un trozo de pizza «youtuber», un pretzel que no encuentra trabajo de lo suyo, una pera dramática y una rosquilla en busca de amor (o, al menos, de sexo medianamente satisfactorio) no forman un menú muy sano, pero es que nuestra vida tampoco lo es. Roberta Vázquez sabe que a estas alturas ya sólo nos queda tomárnosla con humor.
