Guardar una cajetilla de tabaco durante 80 años porque en el reverso del cartón está escrita la despedida de un hombre, Vicente Verdejo, que sabe que ha fumado su último cigarrillo y dado su último abrazo: “Carmen, cojo el lapicero para despedirme de ti y de nuestros hijos, mi Gregorio y mi Vicentita. Muero acordándome de ti. Has sido muy buena, no te mereces lo que estás sufriendo. Ten resignación y paciencia. Recibe todo el cariño de este que hasta la muerte te está queriendo”. Conservar durante décadas un pañuelo con manchas de sangre porque contiene las pertenencias que acompañaron a Heliodoro Meneses el día de su fusilamiento: papel de arroz, una caja de cerillas, un pedazo de lápiz, una goma de borrar y una horquilla. Un grupo de investigadores de la UNED ha dedicado diez años a buscar en hogares de toda España “los objetos que guardaron una memoria perseguida” y que se muestran ahora en una exposición itinerante, desde este mes en Madrid, y durante 2020 en distintas sedes de la Universidad a distancia. Se titula Las pequeñas cosas y explica por qué para quienes las custodiaron desde el franquismo hasta hoy son grandes tesoros.