Seguro que ya tiene entre sus manos el décimo al que lleva años abonado o ha rebuscado en la página web de
Selae
(Loterías y Apuestas del Estado) para encontrar ese número que es la fecha de su boda, el del nacimiento de su hijo o el de la última Champions de su equipo. Detrás de unas administraciones bien surtidas y de unas ventas de Lotería de Navidad que no paran de crecer en los últimos años - el año pasado solo la facturación creció un 2,15% respecto a 2017 pasando de los 1944,07 millones a 2045,35 millones de euros - se esconde una compleja logística que comienza a funcionar a finales de febrero.
Como ha afirmado el presidente de la asociación mayoritaria Anapal (Agrupación Nacional de Asociaciones Provinciales de Administradores de Loterías) Josep Manuel Iborra, cuando apenas asoma la flor de los almendros Selae (Loterías y Apuestas del Estado) y representantes del colectivo de loteros se reúnen para planificar la Lotería de Navidad de ese año. En ellos se determina los criterios que determinarán el reparto de los miles de décimos, producidos por la
Fábrica Nacional de Moneda y Timbre
(FNMT) situada en Madrid.
ERNESTO AGUDO
Al respecto, el volumen del primer envío o «primera consignación» esta determinada por diferentes criterios: por ejemplo, el año pasado se fijó a través de las ventas de cada administración de Lotería de Navidad durante 2017 más un 5% y otro tanto por ciento, que decreciente según el número de devoluciones. La siguiente fecha en rojo para un lotero es la del 15 de marzo, comenta Iborra, ya que es el límite para que cada punto de venta solicite su número de décimos a través de la intranet. «Hemos conseguido una gestión más cómoda para nosotros», ha apuntado el presidente de Anapal sobre un sistema completamente automatizado que permite un periodo de correcciones posterior que se desarrolla entre abril y principios de mayo cuando se fija definitivamente el reparto.
«También va mucho en función de la antigüedad de la administración, ya que históricamente tienen muchos más números abonados que otros puntos de venta más jóvenes», comenta Iborra quien recuerda que gran parte de los números se solicitan aleatoriamente. Al respecto, Iborra (Anapal) ha pedido un cambio en el sistema de remuneración por la venta de cada décimo ya que la última modificación data de 2004 y «entonces no existía la venta por internet, ni las casas de apuestas ni prácticamente el juego privado».
«Trabajamos con tres meses de anticipación»
De cualquier modo, en la primera semana de julio se realiza el primer gran envío imprimido en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT). «Trabajamos con tres meses de anticipación», han comentado fuentes de esta compañía pública respecto de un sistema de impresión mucho más complejo que el de los billetes.
Un trabajo que se desarrolla entre abril y junio, y que emplea a unas 45 personas en tres turnos, según fuentes consultadas. Todos los décimos de esta primera hornada están entregados definitivamente en Agosto. En este momento se abre lo que Iborra ha denominado como «segunda consignación» o envío «que no se cierra hasta el 5 de diciembre, la última fecha para pedir décimos físicos». En los últimos cinco meses del año, las administraciones solicitan más décimos «por el caso de números especiales que no han podido solicitar en el primer envío o por un cliente nuevo que no tenías previsto». Un tiempo en el que los diferentes encargos son atendidos puntualmente por la FNMT. Y aquí finaliza el «largo» viaje de cada uno de nuestros décimos...
RAÚL DOBLADO
