Las reuniones mantenidas esta mañana por Pedro Sánchez con el presidente del PP, Pablo Casado, y con la portavoz de Ciudadanos, Inés Arrimadas, no han servido para nada. Todas las partes mantienen las posiciones con las que llegaban y el presidente en funciones siguen dependiendo de la decisión de ERC para lograr superar la investidura.
Casado repitió su oferta de pactos de Estado pero sin comprometerse a la investidura y Arrimadas volvió a plantear la vía de los 221 escaños, cuando ella solo puede responder por los 10 de Ciudadanos. El líder del PSOE solo dejó claro que lo único que espera de ambos es que faciliten su investidura, sin romper el acuerdo con Podemos y sin contrapartida alguna.
Al término de las reuniones compareció la portavoz parlamentaria, Adriana Lastra, y justificó el mutismo en relación con las conversaciones de ERC en que están «trabajando para que esta negociación termine bien». La negociadora jefa de los socialistas dejó clara que esa es la vía para lograr la investidura. La intención de estas dos reuniones solo se explica en el intento del PSOE por transferir a PP y Ciudadanos desgaste por la situación de bloqueo y dotarse de relato para justificar que el acuerdo con los independentistas era la única vía posible.
El PSOE negocia con Unidas Podemos, con ERC y desarrollará compromisos presupuestarios para garantizar otros apoyos (PRC, PNV o Compromís). Pero de PP y Ciudadanos solo quiere de entrada sus votos. La vicesecretaria general del PSOE reclamó a Casado «que asuma su responsabilidad como segundo partido de España» y que «facilite con su abstención» la investidura para que no haya dependencia de ERC. «Si la situación es tan dramática como dicen no se entiende que no le ponga remedio», dijo Lastra.
A la portavoz de Cs le reclamó el apoyo de sus diez diputados y la retó a decir «cuál de los diez puntos del preacuerdo» firmado entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Obviando que la dimensión del acuerdo y el detalle de las políticas que se aplicarán deja ese folio en el que ambos líderes basaron su abrazo en un documento de dudosa solidez.
Lastra intentó quitar relevancia a las dudas internas y externas que existen por la falta de transparencia en la negociación con ERC volviendo a aludir que en último término el acuerdo, de haberlo, estará sujeto a la seguridad jurídica y a la Constitución. «Somos el PSOE», reivindicó, en un mensaje que tenía claves a la interna.
La vicesecretaria general del PSOE no quiso tampoco comprometerse con fechas para abordar la investidura: «No me voy a poner límites temporales», dijo. No quiso descartar la posibilidad de una investidura a finales de año. Ni tampoco dio ninguna pista respecto a que pudiera producirse.
Los socialistas siguen reivindicando que tienen un acuerdo firmado con Podemos, y que no piensan romperlo. Algo que sería el primer paso para una investidura en los términos que reclamaba Ciudadanos o Casado, que aunque se niega a participar de ella insiste en que Sánchez debería intentar gobernar en solitario para luego hacer viable grandes acuerdos entre el PSOE y el PP.
En estos momentos, es la ausencia de una posición común entre PP y Cs lo que evita que Sánchez tenga presión para cambiar de rumbo. Se le preguntó a Adriana Lastra si el PSOE dejaría la negociación con ERC si el PP anunciase que está dispuesto a abstenerse. Y no contestó ni que sí ni que no, sino que se refugió en la negativa del PP: «Pablo Casado lo ha dejado muy claro».
