Tras el hallazgo del semisumergible cargado de droga, la Policía Nacional amplía la investigación a organizaciones con ramificaciones en Madrid y Colombia
Agustín Álvarez tomó un avión en Madrid con destino a Brasil el pasado 25 de octubre. A sus 29 años, los distintos títulos de navegación que se había sacado —el último, de patrón de yate— en su ciudad natal, Vigo (Galicia), le iban a servir para acometer la misión más arriesgada de su vida: cruzar de América a Europa en un semisumergible de 20 metros de eslora con 3.000 kilos de cocaína a bordo. Un cursillo acelerado de navegación en un río, dos ciudadanos ecuatorianos con experiencia marinera como compañeros de travesía, 20.000 litros de combustible, un pago de 100.000 dólares por adelantado y un destino a 9.000 kilómetros: 3.000 kilómetros de recorrido fluvial, más 6.000 por el Atlántico hasta Galicia.