Con las fiestas navideñas en puerta, pensemos cuánto de nuestro consumo será de impacto al ambiente: las bolsitas, papelería, platos desechables, envolturas, etc. Además del efecto que a nuestros bolsillos tienen estas compras navideñas. En México el consumo navideño significa el 30% más de lo que se realiza en un mes. Pero en ocasiones se supera este porcentaje si sumamos viajes y reyes
Por otra parte estamos ante una época festiva, de tradición familiar, de reconciliación, paz y amor que surgió para conmemorar el nacimiento de Jesucristo y que quizá no se requiere más que una sencilla y cálida reunión familiar. Sin embargo nos invade la creencia que pareciera insertada en nuestro cerebro que festejo costoso, y regalos están asociados al nivel de aprecio que se tiene a una persona.
El consumismo surge con fuerza a finales de la primera guerra mundial, y tiene su base científica en el análisis de la forma en que nuestros impulsos se orientan hacía deseos instintivos asociados a la aceptación social y adquiriendo bienes específicos y por lo general muy onerosos. El análisis del paso de la satisfacción de necesidades a la satisfacción de los deseos, fue el elemento eficiente que la publicidad comercial utilizó, en esa época plena de un contexto social específico, asociando un producto, a un valor o aspiración, es decir a un deseo. Así un producto representa deseos como el atrevimiento a un perfume, la masculinidad a un auto, el éxito a una propiedad etc. Esta manipulación psicológica de los deseos la planteo el sobrino de Sigmund Freud, el agrónomo y periodista Edward Bernays. Quien decía que “La propaganda es el órgano ejecutivo del gobierno invisible”
En estas fiestas y en cualquier actividad está presente la satisfacción de nuestros deseos mediante mensajes que nos envía la publicidad, y aunque aislarse es muy difícil podemos reflexionar sobre la pertinencia de la adquisición de un producto, aceptando que el consumo es necesario pues genera desarrollo, pero privilegiemos la responsabilidad para cuidar además del bolsillo el ambiente, el cambio de hábitos de consumo empieza en casa, no dejando focos prendidos, utilizando productos reciclables, cocinando lo que se va a consumir, preferir lo natural a lo procesado. Estas fiestas privilegiemos el consumo responsable que es garantía de nuestra futura calidad de vida.