Contra la corriente de otros países sudamericanos, que han ido cerrándose a la inmigración venezolana, el Gobierno brasileño, concedió en un solo día más de 21.000 visas de refugio a ciudadanos que han llegado a su frontera huyendo de la crisis económica, social y política en Venezuela.
La decisión masiva, permite que 21.432 venezolanos puedan vivir en situación legal en Brasil, con derecho a trabajar y acceso a los servicios básicos de educación y sanidad. El número prácticamente duplica las 11.231 concesiones de refugio que Brasil le ha ofrecido a ciudadanos de todo el mundo en las últimas décadas, entre 1997 y 2018.
Según el Comité Nacional para los Refugiados (Conare), órgano del ministerio de Justicia responsable por la decisión, la concesión fue posible gracias a un decreto del presidente Jair Bolsonaro, publicado en junio, que clasificó a Venezuela como un país en situación de «grave y generalizada violación de los derechos humanos», lo que facilita el estatus de refugiado a los migrantes de ese país.
Brasil le concede ese estatus a quienes huyen de sus países por «fundados temores de persecución» por motivo de su raza, religión, nacionalidad, opinión política o pertenencia a un determinado grupo social, informa la Conare. La condición de refugiado les da derecho a los venezolanos a solicitar el mismo beneficio para familiares y de pedir la ciudadanía brasileña después de cuatro años.
El órgano informó, a su vez, que personas vinculadas a grupos paramilitares de Venezuela e integrantes del régimen de Nicolás Maduro, no tendrán derecho a refugio.
Bolsonaro fue uno de los primeros gobernantes que reconocieron al principal opositor de Maduro, Juan Guaidó, como presidente interino de Venezuela, como un marco de cambio en la antigua línea ideológica de la cancillería brasileña, que apoyaba al bolivariano. «Esto complementa la sólida respuesta de emergencia dada por el Gobierno brasileño a través de la Operación Bienvenida, que es reconocida como una buena práctica», afirmó José Egas, representante de la Agencia para Refugiados de la ONU (Acnur), en Brasil.
En un comunicado, desde su sede en Ginebra, Acnur destacó que «el Gobierno brasileño sigue liderando la respuesta humanitaria a los venezolanos más vulnerables que llegan al país, promoviendo formas innovadoras, abiertas y generosas para apoyar su inclusión socioeconómica».
Aumento de la migración
De acuerdo con datos del Conare, 61.681 venezolanos pidieron refugio en Brasil en 2018, un 75% de todas las solicitaciones de ese año, y un salto del 245% en comparación con las 17.685 peticiones de 2017. Autoridades estiman que las cifras de 2019 ya superan las del año anterior, pero aún no existen datos oficiales consolidados. Según el Ministerio de Justicia, al menos 75.220 venezolanos tenían residencia permanente en Brasil, hasta abril pasado.
El número de venezolanos que llegan a Brasil a pie por la ciudad fronteriza de Pacaraima, en el estado de Roraima, es bastante menor a la migración que ha llegado a Colombia (1,5 millón), Perú (860 mil), Chile (371 mil) y Ecuador (330 mil), países donde el alto número de refugiados ha despertado respuestas xenofóbicas.
La concesión masiva de refugios coincidió con las denuncias de que al menos 529 niños y adolescentes venezolanos, han cruzado solos la frontera en los últimos seis meses, sin conseguir la protección del estado brasileño, por la falta de sus padres o tutores. Los menores, la mayoría entre 13 y 17 años, están expuestos a todo tipo de violencia en las calles de Roraima.
