La Cumbre del Clima que se celebra en Madrid va camino de concluir la primera semana y, una vez más, da la impresión de que las intervenciones e intenciones de los mandatarios van por un lado y los informes científicos por otro. Hace unos días la Organización Meteorológica Mundial afirmaba que en 2019 concluye una década de calor excepcional. Además, ya antes de que empezara la cumbre, confirmó en otro informe la tendencia al alza de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Los niveles de CO2 han alcanzado un nuevo récord, los 407,8 partes por millón. Y siguen subiendo de forma continuada desde 2015, cuando superaron por primera vez la simbólica barrera de los 400 partes por millón.
El dióxido de carbono aumentó en 2018 un 147% respecto a niveles preindustriales. “La última vez que se dio en la Tierra una concentración de CO2 comparable fue hace unos 3 -5 millones de años. En ese entonces, la temperatura era de 2 a 3 ° más cálida y el nivel del mar entre 10 y 20 metros superior al actual”, señalaba Petteri Taalas, secretario general de la OMM al publicar el informe. Pero es que además, la OMM aporta otro dato preocupante y es que “no se prevé que las emisiones mundiales alcancen su punto máximo hasta 2030 si se mantienen las políticas y los niveles de ambición actuales”.
Hace tan sólo dos días el centro de investigación Global Carbon Project afirmaba en otro informe que en 2019 las emisiones subirán un 0,6% respecto a 2018. Lo hacen más lentamente que en años anteriores, pero sigue creciendo. Todo esto enlaza con otro informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) sobre brecha de emisiones que afirma que con los niveles actuales, la temperatura global subirá hasta los 3,2º a finales de siglo. También alerta de que es necesario reducirlas entre un 3% y un 7% anual de aquí a 2030. Esto supone que cada país aumente hasta cinco veces sus actuales compromisos nacionales de reducción de emisiones. Estos compromisos que adquirieron en París deberían revisarse al alza el año que viene en la cumbre de Glasgow (Escocia).
Pero ¿cuáles son los campeones en emisiones? Pues siguiendo los datos de la OMM y de los centros de investigación Global Carbon Project y Climate Action Tracker (CAT) son China, Estados Unidos, la Unión Europea como única economía, India y Rusia. En conjunto producen casis el 60% de los gases de efecto invernadero que se generaron en la última década y de momento “ninguna de ellas ha presentado compromisos alineados con lo que considera la ciencia como necesario para mantener el aumento de la temperatura por debajo de los 1,5 grados”, matiza Tatiana Nuño, responsable de la campaña de cambio climático de Greenpeace. Hay que recordar que ahora mismo estamos en 1,1 grados más respecto a la era preindustrial.
China
Es el mayor emisor del mundo y responsable del 27% de los GEI. Este año, además, ha aumentado sus emisiones un 2,6%, entre otras cosas porque ha consumido más carbón (de hecho, demanda la mitad de lo producido a nivel mundial). Exactamente un 0,8%, dice el último informe de emisiones presentado esta semana. “China no está sola en el apoyo al desarrollo del carbón fuera de sus fronteras, ya que países como Australia, Japón y Corea del Sur también son muy activos”, dicen desde CAT. A nivel general, mientras el consumo de esta fósil decrece en EE UU y Europa, crece en Asia, aunque de manera moderada debido al estancamiento económico. El caso del gigante asiático es particular porque, por un lado, sigue aumentando sus MW de carbón (en 2018 empezó la construcción de unos 28GW más), pero por otra es el mayor inversor en energía renovable.
Estados Unidos
Es el segundo emisor del mundo, aunque sus emisiones han bajado desde 2004 y en 2019 ha continuado esa tendencia en un 2,4%, según los datos presentados en la COP25. Junto a la UE protagoniza la bajada más significativa en el consumo de carbón, pero crece en el uso de gas natural, que se queda a nivel global en un +2,6% en 2019. “En 2018, EE UU superó a Rusia y Arabia Saudí convirtiéndose en el mayor productor mundial de petróleo crudo. También es el mayor productor de gas natural, y aumentó las exportaciones de Gas Natural Licuado (GNL) en un 53%”, dicen los informes.
El 4 de noviembre de 2019, la Administración Trump notificó formalmente a las Naciones Unidas que el país se retirará del Acuerdo de París y se espera que Donald Trump sea el gran ausente de esta cumbre. Sin embargo, sí hay presencia de EE UU en la cumbre. La presidente de la cámara de representantes, Nancy Pelosi insistió ya el primer día en la implicación del país en la lucha contra el cambio climático. “La falta de liderazgo en este tema por parte de Donald Trump debería preocupar, pero no alarmar. La voluntad del presidente no representa la voluntad de los ciudadanos. Hechos que demuestran esto es que 23 de los 50 estados del país han firmado un acuerdo bilateral por el que se comprometen a cumplir con el Acuerdo de París. Uno de esos estados es California, sería la sexta economía del mundo si fuera un país. Además, el 74% de la población norteamericana quiere que el gobierno haga más no menos”, dice Juan Verde, asesor de los expresidentes Obama y Clinton y antiguo colaborador de Al Gore.
Unión europea
El viejo continente va a cerrar el año con una reducción de GEI de un 1,7%. En cuanto al carbón prácticamente todos los países miembros han planteado calendarios para cerrar sus plantas en la próxima década, aunque por ejemplo, Polonia todavía planea construir una nueva planta.
En cuanto al consumo de gas natural disminuyó un 1,8% en 2018. Sin embargo, “algunos estados están aumentando su apoyo al desarrollo de infraestructura que aumentará la dependencia de la UE de las importaciones de energía y pueden poner en peligro el cumplimiento de París”, dicen desde CAT.
Sus objetivos actuales incluyen una reducción de al menos el 40% para 2030. El Parlamento y varios estados quieren aumentar el objetivo de 2030 al 55%, pero no está clara la posición que adoptarán países como Polonia, muy dependientes del carbón. Estos días en la COP25, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha anunciado que en marzo de 2020 propondrán “la primera ley europea sobre el clima que hará irreversible la transición a la neutralidad climática”. De hecho, los días 12 y 13 de diciembre, justo antes de que acabe la cumbre, se reúne el Consejo Europeo y "en teoría de ahí saldrá la declaración de neutralidad en carbono para 2050, pero desde Greenpeace pensamos que dicha neutralidad debería ocurrir diez años antes, en 2040″, dice Nuño.
India
Representa el 7,1% de las emisiones totales, y aunque los niveles continúan creciendo al ritmo de la economía nacional (un 1,8% en 2019, según los datos de esta semana), los compromisos –de momento al menos– son compatibles con lo establecido en París.
Rusia
Las emisiones de gases de efecto invernadero de Rusia representan 4.6% del total y han crecido a un ritmo de 1% anual desde 2014. La calificación que CAT le da es de insuficientemente crítico: “Un primer paso para contribuir a los objetivos del Acuerdo de París sería que Rusia acelere el proceso nacional para su ratificación y presente un objetivo para 2030 que establezca reducciones de emisiones reales”.
Habrá que esperar al último día de cumbre para ver qué pasa con las negociaciones aunque “hay que ser optimistas porque ya se han conseguido acuerdos a nivel internacional exitosos como el de la protección de la capa de ozono. Países como China tienen una gran capacidad para adaptarse y transformar su economía en muy poco tiempo”, dice Josep Anton Morguí, investigador del Instituto de Ciencia y tecnología Ambiental de la Universidad Autónoma de Barcelona.