La investigación, liderada por expertos de la Universidad de Warwick (R.Unido), ha analizado los datos aportados por el ELT (telescopio extremadamente grande) del Observatorio Europeo Austral (ESO, en sus siglas en inglés), situado en el desierto de Atacama, en Chile.
La órbita del exoplaneta en cuestión se sitúa muy cerca de la enana blanca -a unos 10 millones de kilómetros-, lo que provoca que se disipe su atmósfera y se forme un disco de gas alrededor de esta, explican los autores del estudio en un comunicado.
Los científicos creen que cuando estas estrellas se quedan sin combustible -miles de millones de años después de su nacimiento-, pasan por la fase de gigante roja y se convierten en enanas blancas que siguen albergando a sus antiguos planetas, hasta que los más cercanos son pulverizados por su inmensa fuerza gravitatoria.
En consecuencia, el hallazgo de este planeta gigante gaseoso próximo a una enana blanca podría dar pistas sobre cómo será nuestro Sistema Solar cuando el Sol se apague dentro de 6.000 millones de años.
"Ha sido uno de esos descubrimientos que se producen por casualidad", destaca en la nota el principal autor del estudio, Boris Gänsicke, de la Universidad de Warwick.
Su equipo de investigadores analizó unas 7.000 enanas blancas incluidas en el Sloan Digital Sky Survey (SDSS) -proyecto de astronomía que genera mapas detallados del Universo- y detectaron una distinta a todas las demás, a la que han llamado WDJ0914+1914.
El estudio de sus sutiles variaciones de luz confirmó la presencia de trazas de elementos químicos que no se habían detectado nunca antes en este tipo de estrellas.
"Sabíamos que tenía que haber algo excepcional en este sistema y especulamos que podría estar relacionado con algún tipo de remanente planetario", precisa Gänsicke.
Las observaciones posteriores efectuadas con el telescopio ELT constataron que elementos como el hidrógeno, el oxígeno y el sulfuro estaban presentes en un disco de gas que no provenía de la estrella misma, sino que se arremolinaba en torno a ella.
"Nos llevó varias semanas descubrir que la única manera de que se forme ese disco es a través de la evaporación de un planeta gigante", aporta otro de los investigadores, el experto Matthias Schreiber, de la Universidad de Valparaíso (Chile).
En este sentido, las concentraciones de esos tres gases son similares a las que se encuentran en capas atmosféricas profundas de otros planetas gigantes helados como Neptuno o Saturno, lo que puede dar pistas sobre el futuro del Sistema Solar.
Si ese tipo de planetas girase cerca de una enana blanca, la radiación extrema de rayos ultravioleta procedente de la estrella transformaría sus capas exteriores en gases, los cuales se acercarían a la enana en forma de disco.
Este es el proceso que los autores del estudio creen haber observado en torno a WDJ0914+1914: El primer exoplaneta en evaporación girando alrededor de una enana blanca.
Estrellas como nuestro Sol, sostienen, también "queman" hidrógeno durante la mayor parte de su existencia, pero cuando se agota este combustible se convierten en gigantes rojos capaces de engullir los planetas cercanos.
En el Sistema Solar, Mercurio, Venus y la Tierra serán "consumidos" por el Sol dentro de unos 5.000 millones de años, cuando la estrella comenzará a convertirse en una enana blanca capaz, según se creía hasta ahora, de seguir albergando otros planetas.
No obstante, los científicos no habían hallado aún pruebas que demostrasen la existencia de planetas en órbitas de enanas blancas.
Los expertos confían en que el descubrimiento de un exoplaneta girando alrededor de WDJ0914+1914, situada en la constelación de Cáncer, a unos 1.500 años luz, sea el primero de otros muchos.
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