La imagen fue tremenda: Dembélé se echó al suelo mediada la primera parte del partido de Champions contra el Borussia Dortmund y se quitó las botas. Algunos compañeros se interesaron por él, entre ellos Messi. Mantuvieron una pequeña conversación, el francés sentado y el argentino de pie. Los gestos eran claros: “No”. Por la cabeza de Dembélé sólo podía pasar una cosa: “Otra vez no”. Pero sí. Se retiró del campo llorando. Una nueva lesión se entrometía en su vida deportiva. De nuevo a aguantar las críticas por su forma de vida y por su fragilidad, ahora que parecía que estaba entrenando mejor. Pero es que un futbolista que no tenía antecedentes graves de lesiones cuando llegó a la Ciudad Condal ya ha sufrido nueve en dos temporadas y media en el Barça. La suma de días que ha estado de baja se acerca a los 350, sumando los de esta última dolencia. Hasta el viernes no se le terminaron de hacer pruebas y el diagnóstico es todavía peor del esperado: su rotura en el bíceps femoral de la pierna derecha es importante, y la previsión es de ¡10 semanas de baja!, dos meses y medio. El número es potente. En total es haber pasado en blanco casi una de las campañas enteras que lleva en el Barça. “Estaba muy afectado. No es la primera, son varias seguidas... Es una pena. A ver si podemos ayudarle”, aseguró Valverde tras el encuentro, todavía sin saber el alcance exacto de la rotura. Era un día clave para el Barcelona, ya que en caso de empate o derrota ante los alemanes se metía en un lío gordo: peligraba su clasificación para los octavos de final. Y en una jornada así el técnico apostó por Dembélé en lugar de por Griezmann, el fichaje estrella del verano. Pero apenas aguantó 20 minutos.
Parece un expediente X lo del extremo. "No tengo una razón como entrenador para explicar lo que le está pasando a Dembélé”, insiste Valverde. La tortura del extremo francés empezó casi nada más llegar. En su momento fue el fichaje más claro de la historia del club, en una operación que ya va por 125 millones, según la web especializada transfermrkt. El traspaso fueron 105 millones fijos más una serie de variables que podían llevarlo a los 140. Esa presión también puede pesar (y afectar al físico) en un chico que cuando llegó al Barça apenas tenía 20 años recién cumplidos. Después de su primera lesión en septiembre de 2017, la más grave, la más larga, reapareció en enero para volver a dañarse a los diez días. Y justo antes del Mundial de Rusia del muslo pasó al tobillo. Pero llegó a tiempo para proclamarse campeón con Francia. El comienzo del curso pasado fue el mejor: goles importantes, crecía poco a poco, se asentó, adelantó a Coutinho para ser titular... Hasta que su calvario empezó en enero de 2019. Ahí también fue el tobillo, pero después, cada poco tiempo (marzo, mayo, agosto, septiembre, noviembre) los diferentes músculos del muslo de ambas piernas (ver gráfico). Las lesiones se han convertido en algo paranoico para un jugador del que se pone en duda su forma de vida: vive con amigos en su casa, se acuesta tarde -se dice- porque se pasa horas jugando a la consola, “tapó” una de sus lesiones para poder viajar a Francia en dos días de descanso... El “caso Dembélé” no tiene fin, aunque últimamente parece que estaba entrenando mejor. De ahí quizá su desesperación. No estará contra el Atlético, contra el Madrid, en la Supercopa... Ya casi lo de menos es cuándo reaparecerá. Lo que tiene que hacer es volver con garantías.
