Las calles de la ciudad de Madrid tienen ocho veces más locales de juego y apuestas que Barcelona, una diferencia que se explica en buena parte por la filosofía de las normas en cada Comunidad Autónoma: mientras que Madrid ha permitido hasta este año el libre establecimiento de los locales, Cataluña exige desde 2004 una distancia de al menos un kilómetro entre establecimientos. Barcelona, con muchos menos locales, anunció hace tres semanas una suspensión de un años a la apertura de nuevos establecimientos. Ayer la Comunidad de Madrid anunció que seguirá sus pasos con una moratoria similar, aunque queda por ver si también llegarán en adelante límites de distancia tan severos como los catalanes.