“Ahora, gobierno”. Sánchez hizo honor a su lema de campaña y selló ayer, con Pablo Iglesias, un preacuerdo para formar una coalición con Unidas Podemos. Las negociaciones se iniciaron en la tarde del lunes, después de que el presidente en funciones diera pistas de sus intenciones en la Comisión Ejecutiva de Ferraz, y el pacto se cerró apenas 48 horas después de las elecciones.
Una celeridad en las negociaciones que altos cargos socialistas vinculan a la confirmación, por parte de Pedro Sánchez, de que Pablo Iglesias será vicepresidente: “Si todo ha ido tan rápido, ha sido por eso. Sin ese compromiso, que Iglesias lleva meses esperando, esto no se soluciona en apenas dos días”.
El 'nombramiento' del líder de Podemos, desvelado por La Política Online antes de la comparecencia conjunta de Sánchez e Iglesias que adelantó La Sexta, fue confirmado por el resto de medios a lo largo de la tarde. PSOE y Podemos, sin embargo, se resistieron a anunciar oficialmente más nombres del futuro Ejecutivo.
Una postura, la de ambos partidos, que se justifica en la incertidumbre existente sobre si prosperará o no la investidura: “Hay optimismo en las dos ejecutivas, pero no se quiere empezar a filtrar nombres por si acaso al final no sale, para no enfadar a nadie dentro de los partidos”. Además, añaden desde el PSOE, “aún quedan semanas para la constitución de las Cortes”.
Pese a esa 'ley del silencio' que se han autoimpuesto especialmente en el PSOE, los dirigentes socialistas a los que ha tenido acceso ECD explican que el pacto entre Sánchez e Iglesias tiene ya un primer “daño colateral”: el de Carmen Calvo.
Según estas fuentes, con el cargo de vicepresidente confirmado para Pablo Iglesias, el líder de Podemos planteó a Sánchez la inconveniencia de tener hasta tres vicepresidencias: la suya propia, la de Calvo, y la de Calviño. Y “obligó” al presidente en funciones a elegir entre la actual número dos del Ejecutivo y la ministra de Economía.
El ultimátum iba con trampa, ya que Iglesias es plenamente consciente de que la apuesta de Sánchez, para su nuevo Gobierno, es Calviño. El anuncio de su ascenso a la vicepresidencia económica ya ha sido bien recibido en Bruselas, y ahora Sánchez no podía echarse atrás.
Además, recuerdan desde el PSOE, “Calvo acabó fatal con Podemos” en las negociaciones del pasado mes de julio. Una circunstancia que también confirman altos cargos de la formación morada consultados por ECD: “Llegó a filtrar documentos de las conversaciones que mantuvimos. Y ahora Sánchez, y nosotros, queremos actuar de otra manera”.
La vicepresidenta, de hecho, fue la gran ausente en la foto de familia entre miembros del Gobierno, del PSOE y de Podemos realizada antes de la firma del acuerdo entre Sánchez e Iglesias. Un acuerdo que ella misma había alejado en las entrevistas que concedió un día después de las elecciones.
Calvo, por tanto, está “en la rampa de salida” del Gobierno, pero desde Moncloa se apuesta por ofrecerle una puesto que suponga un reconocimiento al trabajo realizado estos meses: la presidencia del Congreso. Un movimiento que ya se manejó tras las elecciones generales del pasado mes de abril.
De confirmarse esta designación, la actual presidenta de la Cámara, Meritxell Batet, “podría regresar al Consejo de Ministros”, afirman desde el PSOE. Su trabajo al frente del Ministerio de Política Territorial “gustó mucho” y “puede ser fundamental” en la nueva “operación diálogo” con Cataluña.
Por último, la vicepresidencia para Iglesias bloquea también el ascenso de Teresa Ribera como vicepresidenta de Transición Ecológica.
Un nombramiento que, tal y como se contó en estas páginas, planeaba Pedro Sánchez para convertir a su nuevo gobierno en el “más feminista y ecologista del mundo”, con tres mujeres como vicepresidentas y una vicepresidencia específica contra el cambio climático. Un plan que, tras los resultados del 10-N, y la necesidad de pactar con Podemos, ha aparcado.