El espacio para el consenso se achica. La opción socioliberal que jamás llegó a explicitarse después de abril desaparece aritméticamente. Las posibilidades para concretar un Gobierno son dos: repetir el bloque de la moción —aunque hay que recordar que hemos vuelto a las urnas en parte por la imposibilidad de activar esa fórmula— o la vía de una lógica de concentración nacional con apoyos del PP sin que llegue a materializarse el fantasma de la gran coalición que implicaría un coste muy alto para el sistema.