El 13 de julio de 1793, Jean-Paul Marat, científico, médico y político francés entusiasta de la guillotina se encontraba en una bañera con agua caliente leyendo el diario «L'Ami du peuple» («El amigo del pueblo») cuando irrumpió en su intimidad una mujer que afirmaba ser una mensajera proveniente de Caen. El jacobino dio permiso a esta desconocida llamada Corday, una conservadora encubierta, para que entrara en el cuarto. Error que pagó con su vida. La mujer le apuñaló debajo de la clavícula derecha, seccionándole la aorta hasta llegar al pulmón. El periódico que tenía en su mano quedó manchado de sangre.
La República jacobina convirtió al francés en un mito: «Como Jesús, Marat amó ardientemente al pueblo y nada más que a él. Como Jesús, Marat odió a los reyes, los nobles, los sacerdotes, los ricos, a los mediocres, y, como Jesús, no dejó de combatir estas pestes de la sociedad», escribieron a su muerte. Sin embargo, con el cambio de partidos sus estatuas fueron retiradas de lugares públicos, su mausoleo fue destruido y sus restos perseguidos como símbolo del Terror revolucionario. Con su destrucción desaparecieron, también, las posibilidades de resolver uno de los grandes misterios de la historia.
La causa de la muerte de Marat está bastante clara, tanto como lo es una puñalada, no así la rara enfermedad cutánea que había condenado al médico francés a someterse a constantes baños calientes como único remedio para aliviar el picor y las úlceras, lo que a su vez se suele vincular con su creciente gusto por la violencia. Esta enfermedad de la piel se extendió desde las ingles al resto del cuerpo del médico, quien estaba convencido de que se había contagiado de ella en las alcantarillas de París, donde tuvo que refugiarse de sus enemigos políticos en pleno reinado del terror revolucionario.
Un grupo de genetistas españoles decidió el año pasado buscar en la Biblioteca Nacional de Francia la página de aquel periódico ensangrentado junto a la que murió Matat, que fue guardada originalmente por su hermana y luego atesorada por coleccionistas privados. El objetivo era resolver de una vez el enigma a través del que es, probablemente, el más completo rastro biológico disponible del revolucionario. La cabeza de esta investigación ha sido Carles Lalueza-Fox, genetista del CSIC en el instituto de Biología Evolutiva de Barcelona, cuyo equipo acaba de publicar los resultados de su análisis tras un año de trabajo.
Junto al rastro genético de Marat, estos genetistas han encontrado ADN de virus, bacterias y hongos en la sangre que pueden estar relacionados con la enfermedad. Tras descartar la sífilis, la lepra, la tuberculosis, la candidiasis y la sarna, el informe apunta para explicar los síntomas de Marat como principal sospechoso a la «Malassezia restricta», un hongo que provoca dermatitis seborreica: «Planteamos la hipótesis de que Marat puede haber sufrido una infección micótica primaria (dermatitis seborreica), superinfectada con patógenos bacterianos oportunistas».
El diccionario médico de la Clínica Universitario de Navarra define la «dermatitis seborreica» como «un tipo de eccema endógeno, es decir, no desencadenado por agentes externos. [...]. A la exploración física, son característicos los parches con escamas grasosas en el cuero cabelludo y lesiones eritemato-descamativas localizadas en zona de inserción como cuero cabelludo, pliegues retroauriculares, surcos nasogeniamos o cejas».
El equipo de Lalueza-Fox considera la presencia de «la Malassezia restricta» como «intrigante» porque este hongo está especializado para vivir en la piel y porque, «curiosamente los últimos síntomas se ajustarían a los descritos por el propio Marat» . Pero, ¿pudo matarle aquel hongo y los patógenos derivados por sí mismos? «En aquella época no había tratamientos contra esta infección, así que si llevaba tres años sufriéndola es posible que el hongo hubiese llegado a la sangre provocando inmunodepresión y sepsis. Si es así, Marat habría muerto en pocas semanas si no lo hubieran asesinado», sostiene Lalueza-Fox en declaraciones hechas a «El País».
En cualquier caso, los autores de este informe que se puede consultar en Biorxiv dejan abiertas las posibilidades al análisis de otros documentos salpicados con la sangre. «Si bien nuestros resultados no nos permiten llegar a un diagnóstico definitivo de la condición de Marat, nos permitieron descartar varias hipótesis previas y proporcionar evidencia sugestiva de que podría haber estado sufriendo una infección polimicrobiana avanzada, ya sea primaria o secundaria a otra condición».