Seguramente muchos ya hacemos cosas para ayudar a preservar la viabilidad de nuestro planeta. Reciclamos materiales, evitamos al máximo el uso de artículos desechables y contribuimos en la disminución de la emisión de contaminantes con el uso racional del automóvil. Pero, ¿hemos reflexionado seriamente sobre los efectos de nuestros hábitos alimentarios en el medio ambiente?
La EAT-Lancet Commission reunió a 37 científicos y otros expertos en Salud, Alimentación y Medio ambiente de 16 países con el objetivo de establecer lineamientos para desarrollar una economía alimentaria global que pudiera combatir las enfermedades crónicas en naciones desarrolladas y contribuyera a mejorar la nutrición en los países pobres, sin afectar el medio ambiente.
Los científicos se plantearon el objetivo de encontrar una dieta saludable y sustentable para alimentar a 10 mil millones personas que se pronostica habitarán en la tierra en el 2050.
En 1900, dos tercios de las proteínas de la alimentación no provenían de animales sino de vegetales. En 1985 esa estadística se revirtió. Actualmente la mayor cantidad de proteínas de las dietas de países desarrollados provienen de animales, principalmente ganado vacuno. Se ha publicado que se requieren hasta cuatro kilos de granos para producir medio kilo de carne y se liberan toneladas de gases de efecto invernadero en el proceso. Que sus grasas dañinas y calorías contribuyen en gran medida en las altas tasas de las enfermedades crónicas que padecemos.
El Dr. Walter C. Willett, profesor de Epidemiología y Nutrición en la Escuela de Salud Pública de Harvard comentó “La producción masiva de carne está en una trayectoria imparable, comprometiendo seriamente el cambio climático, simplemente no podemos comer las cantidades de carne de res que estamos consumiendo, si queremos darles un mejor futuro a nuestros nietos”
Los expertos concluyeron que las tendencias en la alimentación actual no contribuyen a la salud. “No se trata de que todos se conviertan en vegetarianos o veganos”, simplemente reducir el consumo de carne roja y de cordero principalmente.
Lo mejor para nuestra salud y la salud del planeta sería adoptar gradualmente una dieta basada en proteínas de origen vegetal, incluyendo legumbres y nueces, consumiendo pescados y mariscos de granjas y moderadas cantidades de aves y huevo. Cuidando el consumo de carbohidratos, sobre todo de las azúcares refinadas.
Nuestro organismo no necesita las cantidades de proteína que estamos consumiendo. Se ha demostrado que las dietas ricas en proteínas limitan la longevidad. The EAT-Lancet Commission enfatizó que esta recomendación no es una cuestión de todo o nada, Intentemos hacer cambios simples en nuestra dieta para mejorar nuestra salud y contribuir con la conservación del planeta.