En el campo de la gestión, la política ha puesto especial énfasis para concretar, desde distintos ángulos, procesos de transformación y reforma.
Un ejemplo de ello es el impulso a los Consejos Técnicos. De igual manera, el campo de la supervisión escolar ha sido sujeto a estos procesos, aun cuando en la expresión cotidiana parezca inamovible.
La presencia de un modelo de gestión más claro que oriente la innovación al interior de las escuelas, va más allá de la formación y prácticas de directivos y docentes. Sin embargo, estas dos condiciones, combinadas con la necesidad de cambio e innovación, presentes en el contexto actual, han ido configurando ciertas tensiones en el accionar de las escuelas, que pueden constituir la iniciación de una dinámica de innovación permanente en el seno del sistema educativo estatal o nacional.
Las tensiones a las que me refiero, pueden identificarse en asuntos en conflicto que no deberían asumirse como dilemas.
Tensión entre tradición e innovación. Tensión entre lo administrativo y lo pedagógico. Tensión entre lo oficial y lo sindical. Tensión entre lo escolar y lo comunitario.
Esto quiere decir que en la constitución de las prácticas escolares se debería asumir que existe el problema de integrar, articular, o armonizar cuestiones que permanentemente parecen estar enfrentadas o en lucha. De la efectiva articulación que los directivos y docentes desarrollen de esas cuestiones puede depender la viabilidad de las reformas educativas en su zona y su impacto para orientar las transformaciones.
En este sentido, cada una de las tensiones que se identifican, encierra un desafío, cuyo mayor o menor grado de superación condiciona en alguna medida, el nivel de alcance de la reforma educativa en proceso, es decir, será el resultado de la particular dinámica que establecen los actores en torno a las cuestiones de la agenda en un espacio predeterminado como lo es una zona escolar.
Todas las instituciones se caracterizan por vivir diversos tipos de conflictos, de distinta índole y de diferente intensidad. Generados en muchas ocasiones por las tensiones existentes, la cotidianidad de los conflictos se presenta como un proceso y es una de las características centrales y definitorias de los centros educativos. Existen conflictos entre profesores, conflictos entre profesores y alumnos, conflictos entre profesores y padres de alumnos, conflictos entre profesores y la dirección o supervisión de la escuela, etc. Esto constituye, evidentemente, que las instituciones escolares son de naturaleza conflictiva, donde los procesos se complejizan aún más por la subjetividad de los sujetos y los procesos de interacción social que desarrollan permanentemente.
Como ocurre con otras prácticas sociales, las prácticas escolares no son ajenas a los signos que las caracterizan como muy complejas. Tal complejidad deviene en este caso del hecho de que se desarrolla en escenarios singulares y determinados por el contexto. Signada por esta impronta, es evidente que las determinantes que cruzan y hacen complejas las prácticas impactan mucho en la tarea escolar cotidiana. Eso hace que esté sometida a tensiones que provocan, en muchos casos, una inestabilidad. Por ello, es importante reconocer que, en estos procesos formativos, resulta de interés particular diferenciar razones que den cuenta de estas tensiones y sus implicaciones.
Desde un nivel de análisis macrosocial, las tensiones mencionadas remitirían al contexto del cambio y a las paradojas, que, con relación a aquel, se expresan en el marco de políticas actuales. En tal sentido, la referencia al impacto de las condiciones que determinan las prácticas desde las políticas, y su expresión en diferentes formas de regulación y de prescripción, cobra sentido. De igual manera, a los discursos, como expresión legitimadora de la apropiación social de la práctica, que en gran medida son contradictorios.
En este nivel de análisis, es importante también el contento histórico social concreto en que dichas prácticas se inscriben: reguladas por una red burocrática (normativas, prescripciones) que tienen su origen en una organización jerárquica-centralista (en muchos casos todavía ejecutora de decisiones tomadas por otros) y en ámbitos de acción caracterizados por conflictos, sentidos y significados politizados. _