Las industrias restaurantera y hotelera no pierden el optimismo para El Buen Fin, pese a la adversidad de una economía estancada.
Esa actitud de empresarios y comerciantes poblanos es loable porque re resisten a dejarse arrastrar por la corriente de la desaceleración del crecimiento económico, que se observa en el día a día con el circulante.
Una primera estimación de los dirigentes de los comerciantes establecidos agrupados en la Canaco de la llamada “derrama” económica, se ubica en el rango de los cinco mil 900 millones de pesos.
Y como nadie puede estar en contra de que le vaya mal al estado o al país, solo para El Buen Fin los sectores públicos y privados deberán dar una muestra de ello.
Los tres niveles de gobierno y el sector privado deben favorecer el flujo de circulante, adelantando el pago de prestaciones de fin de año, porque de lo contario solo se alentaría el uso del dinero plástico a crédito, que a la larga resulta más oneroso para la economía familiar.
A una semana del Buen Fin, en el sector público los gobiernos no han decidido liberar los recursos para los pagos adelantados de la primera parte de los “aguinaldos”.
Se antoja difícil, en el caso de la federación, porque el dinero entregado de los diferentes programas sociales tiene muchos retrasos, como ocurre con las becas de Bienestar para los estudiantes de preparatoria, más de tres millones y medio.
Y no necesariamente porque ese dinero se invierta por los beneficiarios en El Buen Fin, por supuesto que no, pero es sintomático de la retención de la SHCP al gasto público programado, y hoy no hay certeza de liberar gasto corriente con los pagos de nómina y los bonos de fin de año.
Con el entorno económico inscrito en la desaceleración y el estancamiento, donde más de una veintena de economías estatales muestran signos recesivos, veremos sin el optimismo de los promotores del Buen Fin les alcanza para superar la meta lograda en 2018 de 5 mil 620 millones de pesos.
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