Soy de los qué considera a la música, junto con la poesía y la ciencia, como los principales procesos humanos y sociales que utilizan el lenguaje en sus signos y símbolos con más perfección y acercamiento en las relaciones que establece el ser humano con su medio ambiente y entorno, con los demás y consigo mismo. Y, de ellos, la música-con las demás bellas artes-tiene un especial devenir en el área del Totonacapan poblano-veracruzano. Escribí, en una de mis colaboraciones pasadas: “Entre la posguerra y el rock”, cito: “Quiénes somos producto cultural y social, en gran medida, de las décadas de los 50 a los 60´s estamos inscritos a su vez(…) en el entorno e influencia de la posguerra y del rock androll” (Bacre, V. “Milenio”:2012).
“(…)Y sí, tengo que reconocer que “ese México Mágico”, al que se refiere el investigador teziuteco, Rubén Salamanca que nos dice cobijó a compositores, intérpretes y músicos de la sierra Nororiental de Puebla y costa veracruzana en aquellas décadas, y cuya influencia se extendió a las décadas 70, 80, 90´s. Y, en resumen e importancia, hasta nuestros días. Y que, además tiene una especial manifestación en sus expresiones culturales. Entre ellas, particularmente, la que hace referencia a la música”.
“(…)Añadiría que, tal vez la neblina y el chipichipi, el verdor y el agua, la espiritualidad y el recogimiento, la belleza de sus mujeres y la gallardía de sus varones; el honor y generosidad de su gente, las tradiciones imbricadas en la bienvenida modernidad. Junto con la devoción mariana conviviendo paralela a las ideas liberales; la creatividad y el trabajo; el desarrollo educativo serrano-costeño, a la minería, la ganadería, la agricultura, el comercio; los oficios y las manufacturas; la cultura, la comunicación, la política y otros factores, han contextualizado un muy especial y singular desarrollo armónico regional sustentable en esa zona” (Idem).
Nos dice el gran compositor, Francisco Rocafuerte, qué Jorge Romo Vargas, y la pareja musical y sentimental (que nunca materializó su idilio) de Leopoldo Landeros (su composición: “Pienso en Ti”). Y de Ma. Luisa Cervantes (le respondió con su composición: “Latidos del Corazón”). Fueron los mejores compositores e intérpretes de la música refinada ó llamada culta de los siglos XIX y XX, en la región. Sostiene Rocafuerte que la inauguración del afrancesado “Teatro Victoria”, en 1882, mucho tuvo que ver en este desarrollo. E inclusive me refirió en cálida entrevista que en la tres calles principales de Teziutlán; la Cuauhtémoc, la Hidalgo y la Juárez de la Lerdo a la calle Mina, había de menos un piano en casi cada casa teziuteca (me afirmó que en términos relativos, había tantos pianos en Teziutlán como en la capital poblana). Le siguieron: Lupita Hernández, Luis Arámburo Hernández, Rosa Molina Pérez.
“Por lo que hace a los músicos, compositores e intérpretes que han destacado en el Totonacapan Poblano-Veracruzano, a partir de los años 50 hasta nuestros días, son los siguientes: Alfredo “El Güero Gil”, nacido en Teziutlán, el 5 de agosto de 1916 y quien murió en la ciudad de México el 10 de octubre de 1999. Inventor del requinto, creador de la 3ª. Voz, fundador del trío “Los Panchos”. Paco Michel, nombre artístico de Jesús Francisco Flores Pereyra, nació en Cuetzalan. Un 7 de enero de 1930 y murió en el DF un 25 de diciembre de 1977. Compositor, animador, actor e intérprete. Sus más famosas canciones son “El Aventurero”, “Florecita”, “Caprichosa”, “Ay Chabela”, “Te vas a casar”, “¡Qué rechulo es el amor!”, “Pobre del pobre” y en especial su hermosísimo poema-canción: “Háblame”…(Continuará).
