QUE después de la llamada con Donald Trump, Andrés Manuel López Obrador ordenó al canciller Marcelo Ebrard y al secretario de Marina, Rafael Ojeda, recorrer la zona del ataque a los LeBarón, en los límites de Chihuahua y Sonora, que cobró la vida de nueve personas.
El almirante fue convocado con urgencia a Palacio Nacional y salió con el titular de la SRE para volar en un helicóptero de la Marina a Bavispe, con una prisa que no es para menos tras el mensaje del jefe de la Casa Blanca sobre entrarle ya a la guerra antinarco y las duras palabras de la clase política de Estados Unidos, como las del senador Tom Cotton, quien desechó el “cuento de hadas” de “abrazos, no balazos” y llamó a combatir las balas con más balas.
QUE Alfonso Durazo, secretario de Seguridad y Participación Ciudadana, tuvo que esperar 20 minutos a los senadores de la comisión correspondiente debido a que se ausentaron para asistir a la votación del pleno donde se rechazó la legalización de los autos chocolate. El funcionario se quedó solo por la mala organización de los anfitriones, quienes programaron la comparecencia cuando también había sesión.
QUE la diputada presidenta, Laura Rojas, viajó literalmente sin escalas desde Tokio hasta el Palacio de San Lázaro, adonde llegó barriéndose para asumir la conducción de la sesión ordinaria y participar en la votación de las reformas constitucionales sobre revocación de mandato y consulta popular.
De “pisa y corre”, la panista asistió el lunes en representación del Congreso mexicano a la sexta Cumbre de Presidentes Parlamentarios del G20 en Japón para volver menos de 24 horas después a Ciudad de México.