Los efectos negativos del cambio climático ya se notan en todos los rincones del planeta, y afectan a la sociedad, a los ecosistemas y a la economía de todos los países, por lo que resulta necesario diseñar e implementar acciones climáticas efectivas y eficientes para hacerle frente, las cuales requieren de canalizar de manera óptima recursos financieros siempre escasos, tanto públicos como privados y de la sociedad civil.
El financiamiento climático, a pesar de la falta de consenso internacional en torno al concepto, se entiende como aquellos recursos económicos provenientes de fuentes públicas y privadas y que tienen por objetivo el facilitar políticas y acciones para la mitigación (reducir las emisiones y compuestos de gases de efecto invernadero ) y la adaptación (reducir la vulnerabilidad al cambio climático y mantener y aumentar la resiliencia de sistemas humanos y ecológicos ante los impactos negativos del cambio climático)
El Acuerdo de París de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) de 2015, el cual une a casi todos los países del mundo a emprender esfuerzos ambiciosos para combatir el cambio climático, señala que se deberá de buscar un equilibrio entre los recursos financieros para la adaptación respecto a los de mitigación, lo que aun en la práctica no ocurre, pues a nivel global, entre 2011 y 2016 los flujos de financiamiento climático internacional para la mitigación proveniente de los países desarrollados hacia las economías en desarrollo, se situaron entre 8.8 y 24.1 mil millones de dólares, mientras que para el mismo periodo, la adaptación recibió de entre 2.6 y 5.1 mil millones de dólares, los cuales, en materia de adaptación, no son suficientes para atender los costos necesarios.
México, en materia de adaptación, ha recibido financiamiento internacional en las modalidades bilateral, regional y multilateral, lo cual ha permitido el diseño y ejecución de acciones en diferentes ámbitos. De acuerdo con el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, el país recibió entre 2006 y 2014, 55 por ciento del financiamiento climático internacional para mitigación y 30 por ciento para adaptación. Para el periodo 2017-2018, la distribución de los recursos de cooperación internacional fue de 43 por ciento para mitigación respecto a 14 por ciento para adaptación.
Si bien aún no opera de manera armónica y coordinada, poco a poco se ha consolidado una arquitectura financiera en materia de cambio climático que, se encuentra en etapas tempranas hacia la operación efectiva (ídem). Muestra de ello es la dotación anual desde 2013 al Anexo Transversal en materia de cambio climático del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), bajo el Anexo 16 en el proyecto de PEF 2020, así como la creación en 2012 del Fondo para el Cambio Climático, fideicomiso público que deriva de la Ley General de Cambio Climático.
A pesar de los avances a la fecha, también se reconocen algunas brechas importantes para el acceso al financiamiento climático para adaptación, como el entendimiento de la arquitectura financiera climática, los requisitos de los fondos existentes, la falta de capacidad de las instituciones subnacionales para acceder a los fondos e implementar proyectos, así como la necesidad de establecer consensos conceptuales y metodologías de la medición de flujos financieros climáticos.
Actualmente los financiadores están exigiendo una mayor transparencia y rendición de cuentas a quienes buscan obtener recursos financieros para implementar acciones de adaptación y de mitigación. Igualmente, la sociedad demanda cada vez más conocer qué se está haciendo para hacer frente al problema, en dónde se están llevando a cabo las medidas, así como cuánto dinero público (tanto internacional como nacional) se está invirtiendo en ellas y de qué forma.
En ese sentido, el INECC lleva a cabo el proyecto de investigación “Construcción de esquemas de monitoreo y evaluación de la adaptación al cambio climático en México para la formulación de políticas públicas basadas en evidencia”, el cual, para el caso del financiamiento, generará una propuesta metodológica para el Monitoreo, Reporte y Verificación (MRV) del financiamiento de las acciones de adaptación en México, proveniente de fuentes internacionales, nacionales, públicas y privadas, tratando de establecer una aproximación para el seguimiento del financiamiento climático para adaptación en nuestro país, así como una propuesta de la arquitectura de financiamiento climático para adaptación.
Lo cual resulta de gran importancia, pues el MRV permite a los países poder identificar brechas y oportunidades de financiamiento internacional y nacional que promuevan un uso más eficiente de los recursos y mejoren el proceso de toma de decisiones para el financiamiento climático con miras a efectuar las inversiones más necesarias y atender a las poblaciones y ecosistemas más vulnerables a los efectos negativos del cambio climático.