«Postureo», «posverdad», «chusmear», «bocas» o «táper» son algunas de las palabras que el año pasado se incorporaron al diccionario electrónico de la Real Academia de la Lengua. Unas navegaron durante lustros por el lenguaje oral antes de verse plasmadas en la publicación del guardián oficial del español, mientras que otras, en pocos años, han logrado franquear la línea que las integra oficialmente en nuestro idioma. Las actualizaciones se hacen cada año, pero la edición en papel se espacia más: entre la vigesimotercera y su predecesora transcurrieron trece. El año pasado se realizaron 3.345 modificaciones. Fue cuando el «sexo débil» dejó de identificarse con un conjunto de mujeres y se aclaró que se trata de un uso despectivo. Coincidiendo con la celebración del Congreso de la Lengua de la Asale, mañana se presentará la vigesimocuarta edición, cinco años después de que naciera la última. Los vocablos que se incorporarán todavía son una incógnita, pero el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, avanzó a LA RAZÓN algunos cambios fundamentales. «El método de trabajo es el soporte digital y nos va a permitir incorporar mucha información nueva y ampliarlo bastante. Aunque lo que se va a presentar al usuario no es muy diferente de como es ahora: tendrá la palabra en su definición, pero si entra en ella encontrará mucha más información», detalló.
Diez centímetros de páginas
El papel quedará para peticiones bajo demanda, pero no podrá emular íntegramente la versión digital por su densidad de contenido. «No se puede editar, las máquinas cosen hasta seis centímetros y medio y éste tendría que tener diez centímetros por lo menos», explicó. El diccionario albergará también referencias de uso para cada palabra, para «no dejarlas sueltas, si no ver en qué contexto se utilizan. Se va a hacer con todas las que lo permitan». Muñoz Machado detalló que recogerá la raíz etimológica o sinónimos y antónimos, «una información mucho más completa de que la que tiene el diccionario actual, además de que estará mejor ordenado». El resultado será un volumen que «crecerá, siendo más rico, más informativo, mejor». Sobre los habituales debates que suscitan algunos de los nuevos términos aceptados por la RAE, su director admitió que «no lo hacemos por polemizar, pero siempre se generará alguna polémica», sin querer desvelar ninguna de ellas.
La inauguración oficial del congreso se celebró ayer en el teatro de la Capitanía General de Sevilla. El día arrancó con la sesión plenaria preparatoria para la constitución oficial del congreso en la Fundación Cajasol. La primera asamblea sirvió para tratar asuntos sobre política lingüística y abordar la realización de un diccionario panhispánico de gastronomía. Por otra parte, el programa abierto al público celebró cuatro mesas redondas sobre temas como la propiedad intelectual, el habla popular y el contacto lingüístico como factores de creatividad en nuestra lengua, así como un debate sobre si el uso de internet supone una amenaza para el idioma. Durante toda la tarde, la biblioteca de la Fundación Cajasol albergó presentaciones ininterrumpidas de obras firmadas por integrantes de las 23 academias que componen la Asale.
Hoy los platos fuertes serán la Premio Cervantes Ida Vitale y Arturo Pérez-Reverte. Fernando Savater trazará un «mapa del español» junto a Jordi Gracia, mientras que Álvaro Pombo pronunciará la conferencia-greguería: «Sevilla, o el exterior puro», en la Academia de las Buenas Letras. La expansión de las letras españolas por la ciudad continuará el jueves con una lectura popular de «Rayuela», en la edición conmemorativa realizada este año por la Academia Española.
Libros que naufragan en el Atlántico
Siete nombres relevantes del mundo de la edición diagnosticaron ayer el presente y futuro del libro en español durante una mesa redonda moderada por el director de la RAE en la Fundación Cajasol. Un repaso que rotó en torno a dos ideas: la dificultad de los libros de «viajar» entre España y América y la necesidad de avanzar en la unión del idioma en términos editoriales. Apenas un 20 por ciento de los libros «saltan» desde nuestro país a América, mientras que en sentido contrario el muro es aún más complicado de sobrepasar. «Las editoriales deberíamos ser capaces de que cultivar el idioma como patrimonio de país, algo que sí han hecho los franceses», concluyó Jesús Badenes, director del área de libros del Grupo Planeta. De hecho, el francés, pese a ser menos hablado, supera al español como potencia escrita. El diagnóstico compartido es que la literatura hispana «sufre un fallo multiorgánico» por la crisis en las publicaciones especializadas y la falta de apoyo del Estado, entre otros motivos. Así lo advirtió el editor sevillano Abelardo Linares, el «hombre del millón de libros», que alertó de la pérdida irreparable que se ha producido de las revistas y folletos que albergaron los primeros escritos de los autores de la edad de plata española y de los grandes nomrbes de la literatura iberoamericana. Por ello, reclamó la creación de un portal digital para evitar su pérdida total. «Una hemeroteca digital hispánica que sería orgullo a ambos lados del Atlántico», aseguró.