El debate televisado entre los cinco líderes de los partidos nacionales con representación parlamentaria, Pablo Casado, Pedro Sánchez, Santiago Abascal, Pablo Iglesias y Albert Rivera (por este orden y de izquierda a derecha se situarán en el plató de televisión), se celebrará este próximo lunes moderado por los periodistas Ana Blanco y Vicente Vallés, y será decisivo en el resultado de las elecciones generales del domingo día 10 del presente mes.
Aunque en ese debate no se espera que se clarifiquen los posibles pactos de investidura y gobierno, a igual que tampoco se aclaró durante el debate ‘a siete’ que los portavoces de los grupos parlamentarios del Congreso celebraron en la noche del viernes y donde Irene Montero y Adriana Lastra mantuvieron sus discrepancias sobre un posible gobierno de coalición en la izquierda de PSOE y UP. Al tiempo que en la derecha el representante de Vox, Espinosa de los Monteros superaba a una tensa Cayetana Alvarez de Toledo y a una desvaída Inés Arrimadas.
Problemas pues en el horizonte de los pactos, sobre todo por cuanto se mantiene muy alto el índice de los indecisos (más de un 30 por 100) que aún no han optado por un partido para votar. Como muy alta se presenta la abstención en el 10-N, por el cansancio y rechazo de la ciudadanía a una clase política de escaso que es incapaz de pactar.
La que parece incapaz de alcanzar acuerdos que permitan la formación de un nuevo y estable Gobierno que ha de enfrentarse, con urgencia, al violento desafío soberanista catalán y al regreso de la crisis económica con riesgo de recesión y de aumento del paro y de las desigualdades sociales.
Los objetivos de los líderes políticos
En el debate hay muchas cuestiones en juego y la incógnita de que pasará con Cs porque todas las escuetas anuncian un serio desplome del partido de Albert Rivera. El que tendrá en la noche del lunes su última oportunidad para recuperar a los indecisos que se van de Cs. Y donde Rivera corre el serio riesgo de acelerar el hundimiento si vuelve con sus trucos infantiles de las fotos y los regalos, o con discursitos ocurrentes como aquel famoso de la ‘habitación del pánico’ o el último de ‘la mesilla de noche’.
Pablo Casado se enfrenta a la consolidación de su liderazgo para lo que necesita superar la barrera de los 100 escaños, lo que puede tener a su alcance si el PP recupera buena parte de los votos que se van de Cs. Pero Casado también está sufriendo, por su derecha, la marcha de votos del PP hacia Vox, donde Santiago Abascal espera convertirse en el líder del tercer partido nacional por delante de Cs y UP.
Pablo Iglesias, que sufre la competencia en su espacio político de Iñigo Errejón puede perder votos y escaños pero se conformará si vuelve a tener la llave para la formación de un Gobierno de izquierda con el PSOE como ocurrió en las elecciones del 28-A. E insistiendo de nuevo, como repite en sus mítines, que ese deberá ser un gobierno de coalición con ministros de Podemos.
A este debate llegan como favoritos Pedro Sánchez y el PSOE a los que las encuestas les ofrecen de manera unánime la victoria el 10-N, aunque falta por saber con qué porcentaje de votos y con que número de diputados.
Sobre todo porque entre los últimos sondeos electorales han aparecido enormes diferencias entre el macro sondeo (17.650 entrevistas en toda España) del CIS del sospechoso José Felix Tezanos. El que da a Sánchez el 32,2 % de los votos y entre133 y 150 escaños, y las encuestas de empresas privadas que ofrecen al PSOE el 27 % de votos y 120 escaños (menos que en los comicios del 28-A, donde el PSOE obtuvo el 28,7 % de votos y 123 diputados).
Si el resultado del PSOE en 10-N es similar o inferior al de los comicios del 28-A, ello será considerado un fracaso de Sánchez -‘la amarga victoria’- aunque gane las elecciones por delante del resto de fuerzas políticas. Y si en esas circunstancias el PP supera los 100 escaños entonces la oportunidad de la ‘Gran Coalición’ y el regreso del bipartidismo se convertirá en una seria posibilidad.
Sánchez se enfrenta en el debate a la cuestión del nuevo y violento desafío del soberanismo catalán -que aún puede reaparecer con fuerza durante la última semana de campaña, e incluso en la jornada electoral catalana-, lo que será motivo de graves acusaciones de inacción de Sánchez por parte de Casado, Rivera y Abascal. Los que también acusarán a Iglesias de ser cómplice de los golpistas catalanes a los que califica de ‘presos y exiliados políticos’.
Y por supuesto Casado y Rivera exigirán a Sánchez que diga públicamente que no piensa conceder indultos a los golpistas condenados por el Tribunal Supremo.
De la misma manera que Iglesias acusará a Sánchez de tener un pacto secreto con el PP para, empujado por los poderes económicos, poner en marcha a partir del 11-N un Gobierno de ‘Gran Coalición’ PSOE-PP. Lo que Sánchez negó el pasado viernes.
Y lo que subyace, sin duda alguna, en las conversaciones privadas que se mantienen entre los poderes económicos y financieros y representantes del PSOE y del PP, aunque lo nieguen en público. No en vano y al margen de la cuestión catalana, la crisis económica que tenemos en ciernes con riesgo de recesión es otro de los grandes temas del debate político y electoral.
Y el segundo gran tema del debate televisado después del catalán. Y será en este apartado económico donde Casado y Rivera se unirán para acusar a Sánchez de haber empeorado el paro (como lo anunció la EPA días atrás) y del riesgo de recesión económica, mientras PP y Cs insisten en la bajada de los impuestos, que Sánchez e Iglesias rechazan de manera frontal.
En el apartado de los pactos de Gobierno Sánchez y Casado disimularán sus intenciones, mientras Iglesias volverá a pedir el gobierno de coalición PSOE-Podemos que fracasó en la investidura fallida del pasado 15 de julio.
Y lo que será motivo de ataques de Casado y Rivera a Sánchez al que le acusarán de regresar al escenario del ‘gobierno Frankenstein’ de la moción de censura contra Rajoy.
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