No hemos hablado de cine ustedes y yo, amigos míos. Y es la hora, puesto que estamos en otoño, ese delicioso espacio temporal diseñado para disfrutar de nuestras casas, de nuestras mantitas y del séptimo arte, que, como todas las artes, habla de los usos y costumbres de una época y por lo mismo, de su moralidad y su estética: ¡nuestra especialidad!
Aquí les dejo algunas de las películas que más me han irritado por pseudo-intelectuales, por majaderas, por crueldad intolerable y superflua, por cursis, por horteras (cursi y hortera, es lo mismo en mi opinión) y sobre todo por obtener muy baja puntuación en la ecuación que para mí es la ecuación de la vida: Inversión y esfuerzo/ Resultado.
Allá van:
"Amor" de Haneke: Este aplaudido director austriaco me parece un neurótico de su propia infelicidad, ¡a mí no me la das vendiendo tus angustias como si fueran Picassos!
Paris-Texas: Les desrecomiendo este rollazo de culto, larguísimo, que no dice ni mu, aunque la co-protagonista (que sale 2 minutos) es preciosa. De Paris Texas (y otros filmes) deberían haber hecho exclusivamente un giphy.
Matrix: Saltos, gabardinas, gabardinas, saltos, gabardinas y saltos de los hermanos Wachowski; frecuentemente considerada como una de las grandes cintas de ciencia ficción, rebosante de profundidad existencialista, resulta en un relato de acción bastante simple y autoconsciente.
"El séptimo sello": Me gusta Ingmar Bergman; Fanny y Alexander es una de mis cinco películas favoritas pero este viaje apocalíptico con caballero cruzado y partida de ajedrez es para aquellos que disfrutan viendo secarse la pintura en la pared.
"La gran belleza": La encuentro impertinente, hortera, quizá porque no me interesan nada los discursos psicopáticos, a no ser que tengan mucha mucha gracia o mucha poesía. Perfecta para los que no saben lo que es la gran Belleza.
“Orlando”: zzzzzzzzzzzzzzzzzzzz
Cualquiera de Jim Carrey: Que lo sacrifiquen ya y que deje de sufrir.
“Saló o los 120 días de Sodoma”: Una película perfectamente prescindible si no eres un sádico convencido. Saben, amigos, que a Pasolini lo asesinaron, no? Todo muy turbio.
"Leyendas de pasión": Historias de guapos egocéntricos, con problemas afectivos, narcisismo compensatorio y autoestima frágil.
"Brave Heart": ¡Póngame una de heteruzos hiperactivos y desinhibidos!.
“El árbol de la vida”: me la han recomendado personas que respeto e incluso amo pero yo sólo me quedo con la música (“Ma Vlast”, Mi Patria, de Smetana, entre otros aciertos del melómano Malick); el resto, para mí, roza el ridículo, quitando alguna brevísima escena familiar.
“El crimen de Cuenca”, igual que “Irreversible”, “La pasión de Cristo”, “Crash” y “Holocausto caníbal”: Me ponen enferma, soy incapaz de verlas de principio a fin: triviales y morbosas hasta lo repugnante.
Con “Brokeback Mountain”: Hombres dándose besos zzzzzzzzzzzzzzzzz
“No te muevas”: ¿Hay algo más sórdido que Penélope Cruz cuando se pone sórdida? Victoria Abril acariciando el escroto de cualquiera de sus compañeros de reparto con la punta de la lengua parece Heidi al lado de este personaje atroz.
“Las edades de Lulú”: Y hablando de miseria e inmundicia porque sí...
“El señor de los anillos": Muy bonita la ropa y los jardines muy frondosos zzzzzzzzzzzzzz
"La guerra de las galaxias": Yo es que veo salir una nave y adiós.
El gran Lebowski: lo siento queridos amigos heterosexuales con camisa de leñador pero esta película es lo más parecido a irse de cañas a una terraza para guiris de huertas con una despedida de solteros testosterónicos de alguna peña del jóvenes del norte donde el novio, por supuesto, va vestido de muñeca hinchable.
“Alvin y las ardillas”: A los niños les encanta con la misma intensidad con que a mí me hace sentir sola y odiar el mundo.
“Pocahontas”: Yo no me creo el dinamismo y la audacia de esta chica, empezando porque la han dibujado mal, con cara de histérica y fibromialgica.
“Shrek”: Siempre le he tenido ojeriza a la marca “Shrek” donde parece que validan la democracia y la igualdad de género a través de eructos, pedos y de las princesas feas... Lo encuentro desatinado e indigesto, aunque menos que los roles que se nos asignaban a las mujeres en las películas infantiles antiguas que a todos los de mi generación y anteriores nos gustaban y que ya no tienen éxito, con razón.
“Cenicienta”: joven desvalida y tipo poderoso que la rescata cautivado por su belleza física, la historia del machismo social, literario y gráfico, la recreación multicolor del paternalismo clásico, el retrato psicológico de todas y cada una de nuestras taras, una por una y lo peor ¡Cuánto me ha gustado esta película, y lo que me sigue gustando! ¡ay qué bonita! ¿Qué me pasa doctor?
“Mulan”: Mis hijas me preguntan por qué siendo las mujeres muchísimo más fuertes que los hombres _excluyendo un torneo músculo a músculo_en los clásicos de Disney siempre te cuentan radicalmente lo contrario: hombres musculosos que además son inteligentes, nobles, tenaces, disciplinados, comprometidos, serenos, poderosos y sabios redimiendo a mujeres endebles, tontas, lloronas, histéricas, neuróticas, inválidas, incultas, vanidosas, desafortunadas, superficiales y encima pobres... Llevados por esta irrealidad lastimosa, los nuevos creativos Disney han dado anómalos palos de ciego para construir un retrato más justo y moderno de la mujer. Y así nació Mulán, qué coñazo de chinita.