Después de casi cinco meses de protestas reclamando democracia en Hong Kong, el autoritario régimen chino lanza un serio aviso a los manifestantes, que han pasado de marchar por la calles pacíficamente a montar una guerrilla urbana que cada fin de semana se enfrenta a la Policía y quema la ciudad. Tras reunirse desde el lunes a puerta cerrada, el comité central del Partido Comunista ha difundido un comunicado donde anuncia, entre otras medidas, una mejora en la elección del Gobierno de Hong Kong, ahora en manos de un comité afín a Pekín, y de la educación. Aunque no da detalles sobre sus planes, todo apunta a que el régimen reforzará su control sobre la antigua colonia británica, que goza de cierta autonomía y más libertades que el resto de China en virtud del principio «un país, dos sistemas».
«La Región Administrativa Especial de Hong Kong debe ser gobernada en estricto cumplimiento de la Constitución y la Ley Básica, y se debe asegurar la prosperidad y la estabilidad de Hong Kong y Macao», reza el comunicado difundido el jueves tras el Cuarto Pleno del Comité Central, según informa Xinhua. Ahondando en él, el presidente del Comité de la Ley Básica de la Asamblea Nacional Popular, Shen Chunyao, señaló el viernes que Pekín «establecerá y mejorará el sistema legal y los mecanismos de implantación» para proteger la seguridad nacional y prevenir el riesgo de injerencias extranjeras, recoge Bloomberg. Para ello, el Gobierno central «usará todos los poderes que le confieren la Constitución y la Ley Básica».
Además, avanzó un plan para «fortalecer la educación de la Constitución y la Ley Básica, así como de las condiciones nacionales de China en la sociedad de Hong Kong y Maco, especialmente entre los funcionarios públicos y la gente joven». Para atajar el creciente sentimiento antichino entre la juventud, que empieza a apoyar posturas independentistas, Pekín vuelve a insistir en la necesidad de una educación patriótica, que ya fue rechazada en 2012 por los estudiantes al considerarla un «lavado de cerebro». Pero el régimen chino, que hasta ahora se ha mostrado comedido, empieza a impacientarse por unas protestas que han hundido a Hong Kong en la recesión y el jueves por la noche acabaron en una nueva batalla campal durante la fiesta de Halloween, que los manifestantes aprovecharon para desafiar la reciente ley antimáscaras y enfrentarse de nuevo a la Policía.
Tal y como se temía, Hong Kong ha caído en recesión después de casi cinco meses de protestas contra el autoritarismo de China, que han derivado en disturbios cada vez más violentos. Tal y como anunció el este jueves el Departamento de Censo y Estadísticas, su Producto Interior Bruto (PIB) se contrajo en el tercer trimestre un 3,2 por ciento con respecto el anterior. Como en el segundo trimestre también se redujo un 0,4 por ciento, la economía hongkonesa ha entrado oficialmente en recesión técnica al encadenar dos ejercicios negativos. Con respecto al tercer trimestre del año pasado, la disminución fue del 2,9 por ciento, lo que suponen las peores cifras en una década.
La larga duración de las protestas está pasando factura al turismo. Tanto los viajeros de China continental como los de otros países cayeron un 35 por ciento por miedo a los graves disturbios que estallan los fines de semana, cuando los manifestantes radicales, sobre todo jóvenes y adolescentes, causan cuantiosos destrozos en las estaciones de metro y en bancos y comercios afines al régimen de Pekín.
Como el dinero es enemigo de la inestabilidad, se han paralizado los congresos y negocios en la Bolsa de esta capital financiera de Asia, una de las más importantes del mundo junto a Nueva York, Londres y Tokio. Desde que las protestas empezaron en junio, el valor de su índice Hang Seng ha perdido 41.000 millones de dólares (36.700 millones de euros).
