Argentina tendrá nuevo presidente a partir del 15 de diciembre. Se trata de Alberto Fernández, que tomará el lugar que en la Quinta de Olivos –residencia oficial– dejarán Mauricio Macri y su inteligente y elegante esposa, Juliana Awada. Las comparaciones entre Awada y Fabiola Yáñez, novia del recién elegido presidente, ya han comenzado a dar sus frutos y a protagonizar portadas en un país en el que la histórica Evita dio más titulares que Juan Domingo Perón.
A estas alturas del «combate» de comparaciones entre Juliana Awada y Fabiola Yáñez, es indispensable señalar que de ningún modo nos centraremos en sus respectivos estilos y atuendos por considerarlas poco dignas de otro tipo de análisis más «elevado», sino porque al público le interesa la moda femenina. Y no tenemos nosotros la culpa: a finales del siglo XVIII tuvo lugar la «Gran Renuncia Masculina» en términos sartoriales que, como explicó el escritor y pensador John Carl Flügel en «La psicología de la ropa», hizo que ellos se decantaran por atuendos grises y utilitarios para ceder a las mujeres el protagonismo en cuestiones de moda y belleza.
Cabe recordar que puesto que una primera dama no ha sido elegida ni ha sido votada, ni da discursos ni tiene propuestas electorales previas, un análisis de su perfil y su estilo es el acercamiento más visible a su persona. Cuando Alberto Fernández entre por las puertas de la Quinta de Olivos, es probable que lo haga con su novia, Fabiola Yáñez. Yáñez, nacida en 1981 en Villa Regina (Río Negro), comenzó a estudiar Arte Dramático a los 19, trabajando en pequeñas obras en Rosario. Empezó también a estudiar Periodismo y al acabar su tesis, en 2013, entrevistó a Alberto Fernández, momento en el que su relación comenzó.
Sus colaboraciones en programas de televisión de corte infantil –en Junior TV– y de temas de sexualidad –en «Estrictamente Personal»– no fueron especialmente notorios. Pero desde 2018, con sus colaboraciones en «Entretelones» y «Después de los 50», su imagen ha quedado en la retina del público, con denuncias por acoso incluidas.
Fabiola Yáñez, con una gran presencia de selfis en Instagram, parece tener un perfil muy distinto al de Juliana Awada. Awada, todo discreción a pesar de haberse dedicado al mundo de la moda profesionalmente durante años, no es amiga de posar frente a su propia cámara. Menos aún de lucir, en imágenes de corte sexy, su silueta, sus piernas o su melena, tal y como ha hecho Fabiola Yáñez. Yáñez, una mujer atractiva y presumida, no deja de ser en apariencia una versión con mechas de «la Gaviota» mexicana, Angélica Rivera, ex de Peña Nieto. Misma cara cincelada con esmero, mismas ondas, mismos ojos y hasta los mismos dientes.
Su evolución de estilo
La novia de Alberto Fernández vive con él en el exclusivo complejo residencial de River View, en Puerto Madero (Buenos Aires). Con tablas en los teatros y una buena presencia, ha lucido siempre vestidos 30 centímetros por encima de la rodilla, escotes pronunciados y pantalones a presión. Su elección de atuendos ha sido corriente e incluso algo anclada en el estilo «sexy» de los 90.
Pero en las últimas imágenes de Fabiola Yáñez ya se ha observado un cambio. Unos días antes de las elecciones escogió llevar unos discretos pantalones negros, combinándolos con un top sin escote. Y el día de las votaciones apareció con un blanco e infantil vestido de algodón de manga larga. Según la periodista argentina Nancy Pazos, «Fabiola le birló el peluquero y el estilista –Claudio Cerini– a Juliana Awada». Sea o no el trabajo de Cerini, lo que sí supone un ejercicio de machismo y de estupidez es pensar que cada una de estas señoras no deja ver su impronta personal.
