En artículos anteriores definimos como “tormenta perfecta” al cumulo de factores que precisamente hoy generan el clima de preocupación en materia de negocios e industria en México, con cambios legislativos – y de forma casi simultánea–, como la entrada en vigor del “Convenio 98”, la “Norma 035” o la “Reforma Laboral”.
Es importante puntualizar aquí que cuando hablamos de estos tres factores, nos estamos refiriendo solamente a la punta del iceberg que se nos dibuja como (o es impulsado por) un gran “cambio cultural” con importantes ventajas, pero también con riesgos.
Entre los factores adicionales que se suman a estas reformas están: lo sociopolítico, los asuntos de género, lo tecnológico, el cambio generacional, los aspectos ecológicos, etc. En el mundo contemporáneo es un hecho que el contexto influye, además de que la realidad en sí es un tema, con aspectos como las fake news o el Deep fake. Por todo ello, aprender a ver la realidad de forma amplia será inminente en el nuevo juego que se nos presenta.
Así, a continuación proponemos, si no soluciones, por lo menos algunos aspectos a tener en cuenta en estos “tiempos de tormenta”: 1) prevenir y no lamentar; 2) ver los problemas desde una perspectiva “compleja” (transdisciplinar); 3) trabajar en equipo (en lo micro y en lo macro); 4) reforzar las estrategias de reclutamiento y selección; y 5) afinar la cultura y la comunicación organizacional.
Pensar sólo en lo inmediato trae problemas. Y sí, tal vez en materia estrictamente económica algunas veces se ahorre, pero no hay que olvidar que “lo barato sale caro” y que el capital económico no es la única forma de capital.
Emprender, sin tomar en cuenta al ser humano y sin una noción de equipo, dentro de estas “nuevas realidades”, resulta en un autoatentado para las empresas; y definamos autoatentado como algo mucho más que traspié y un descuido estratégico. Tanto en el futbol como en los negocios, se necesita un equipo y ese equipo necesita condiciones dignas para desenvolverse (clima laboral), así como los futbolistas necesitan una buena cancha y una directiva eficiente para mostrar su mejor rendimiento.
Cada catástrofe es una oportunidad y esta tormenta es “perfecta” en cuando a condiciones de desarrollo y crecimiento pero ¿es eso lo que se quiere? Así, hay que señalar que el adjetivo “perfecto” es subjetivo y en este caso refiere sólo a un conjunto de circunstancias que están sucediendo simultáneamente y que pueden ser aprovechadas o no.
Parece que hoy en día el arte, la educación, la ciencia (pero no la tecnología) y la industria, pecan de lo mismo: de falta de comunicación entre ellas ¿La razón? Un sistema vertical y disciplinario que fue de la cabeza a los pies sin mirar horizontes y los nuevos tiempos parecen ser más horizontales, puesto que los problemas son más horizontales en cuanto globales y complejos.
Por último, cabe señalar que nuestro mayor obstáculo a todo esto puede ser “nuestra propia cultura”. Esta tormenta es perfecta y para aprovecharla hay que pensar a largo plazo, prevenir, definir procesos, tomando en cuenta no sólo lo cuantitativo sino también lo cualitativo, además de la felicidad (happinomics) por el trabajo y en el trabajo, aprendiendo a jugar en equipo, quitándonos el miedo de hacer bien las cosas y evaluando si la ley del “mínimo esfuerzo”, por una parte, y la del “más bajo costo”, por otra, son rentables en cuanto a los intereses conjuntos.
El autor es Socio del Área de Rentabilidad en Investigación y Desarrollo, del Despacho Elizondo Cantú.
Opine usted: a.torres@isem.edu.mx
Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.
