Con dos peroles donde se prepararon cien kilos de carne de puerco en chicharrón prensado y salsa de chiles verdes, más otra cazuela de frijoles refritos, tortillas, refrescos y hasta pastel, la familia de Enriqueta Villalobos se concentró al filo del mediodía en los patios de la parroquia de San Judas Tadeo para dar las gracias por los favores recibidos durante todo el año.
Esta es su única y nada tradicional reliquia, a donde llegan al menos mil personas para recibir una comida completa. Tarde pero seguros, llegaron los integrantes de esta gran familia colocando el altar llevado desde su hogar, y las mesas para atender a los fieles y hasta las hieleras para enfriar los refrescos.
“Siempre lo preparamos en la casa de mi suegra y ya lo movemos nada más para poner el altar y estar aquí un rato en devoción y prepararnos para entregar nuestra reliquia de cada año”.
Enriqueta refirió que esta es una tradición familiar que creció poco a poco y que ahora implica un reto económico importante también. Es por ello que los integrantes de la familia hacen una especie de pitarra para juntar dinero durante todo el año e ir comprando todo lo que se requiere para ofrecer este banquete popular.
“Lo que nos regala nuestro padre Dios durante todo el año, de un lado o de otro pero sale, nos vamos previniendo con tiempo, verdad, pero aquí estamos un año más gracias a Dios y a San Judas Tadeo”.
En suma dijo que fueron cien kilos de carne y lo que conlleva, es decir, verduras y especias para darle un sabor absolutamente norteño al guisado de puerco que es acompañado de sus tortillas y frijoles, a ello se suman pasteles que son entregados como postre y un refresco individual.
“Nosotros no hacemos la tradicional reliquia de asado y sopas, mi esposo le puso martajada, que es carne de puerco con chicharrón prensado, y también le ponemos sus frijoles, sus tortillas, su tupper, su postre y hasta su refresco. Les damos su plato completo y su comida del día”.
Así se estableció que ellos aportan mil platos desechables pero incluso rellenan las charolitas que la gente lleva, y se sirve hasta donde alcance. Esta conmemoración familiar inició hace 35 años y al inicio se realizó para pedir por la salud y dar las gracias por los bienes recibidos.
“Por lo regular es para pedir salud y dar las gracias: aquí se comprometen todos, hijos, papás, amigos porque esta tradición la empezó mi padre por una enfermedad que tuvo mi mami, tiempo después la continúo mi esposo por otra situación que tuvimos en mi familia. Y de ahí por puros beneficios que hemos tenido gracias a Dios, porque como te repito, estamos muy agradecidos año y con año, y aquí seguimos, vamos a ver el año que entra a ver qué dice dios”.
