Con el eterno dilema femenino de acertar o no acertar con el tocado, un accesorio que puede ser ciertamente complicado, el sector de la sombrerería crece en este nuevo milenio como nunca lo había hecho en el siglo XX. La Familia Real británica, que pone gran atención en el protocolo de los sombreros y tocados, ha sido durante varias décadas garante de una tradición que parecía no volver a ponerse de moda.
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La influencia de nuevas Reinas y Princesas como Máxima de Holanda o Catalina de Cambridge, casi siempre vestidas con un tocado, han hecho correr ríos de tinta sobre aciertos y desaciertos de sus elecciones, volviendo a poner en el mapa un accesorio tan antiguo como sofisticado.
Proliferan en España nuevas sombrereras que se añaden a otras con décadas de experiencia, como Conchita o Mabel Sanz. Mimoki, Las Damas de la Corte, los accesorios de porcelana de Hawker-Madrid, Cherubina, Biliana Borissova o Mar Balmón son algunas de las más recientes. En el extranjero, Philip Treacy, Veronica Marucci, Eugenia Kim y Mary Jane Clavero están entre los más deseados.
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Lo ideal es ser realista con las proporciones de rasgos, estatura y peso, adaptando el tocado a la fisonomía y al atuendo, así como a la hora del día y el protocolo.
