Con motivo de la conmemoración del centenario de la Bauhaus, el Museo Thyssen ha querido sumarse a la efeméride, organizando una exposición con 14 obras de artistas vinculados históricamente a la escuela, pertenecientes a su colección. La muestra pone énfasis en aquellas piezas creadas en el periodo de actividad de la Bauhaus (1919-1933) y, en algunos casos, mostradas en la gran exposición organizada en el verano de 1923.
«La Bauhaus en las colecciones Thyssen», que cuenta con el patrocinio de la Fundación Abertis y la Embajada de Alemania, reúne obras de Johannes Itten, Lyonel Feininger, Paul Klee, Wassily Kandinsky, Lászlo Moholy-Nagy, Oskar Schlemmer y Josef Albers -todos ellos profesores de la escuela-, así como de Sándor Bortnyik, artista húngaro muy próximo a sus ideales. Los comisarios de la muestra son Juan Ángel López-Manzanares, Leticia de Cos y Elena Rodríguez.
«La Bauhaus duró solo catorce años, pero es un caso de inmenso éxito póstumo», comenta Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen. «Muchos pueden llegar a pensar que es una exposición rara sobre la Bauhaus: no hay muebles de tubo ni lámparas geométricas. Pero esto es una pinacoteca y se puede erosionar el cliché a través de las obras de grandes maestros que fueron el alma del movimiento». Esta escuela -añade Solana- «osciló entre las ideas del espiritualismo militante y el expresionismo a la mentalidad tecnócrata. Hoy en día han caducado muchas ideas que incluso nos pueden parecer ingenuas (diseñaron el futuro o una vida nueva), pero una permanece viva: la gran institución pedagógica experimental que era».
Subraya López-Manzanares que, «cuando Walter Gropius se decidió a crear esta escuela, consideraba que de todas las artes del momento, la que más había renovado el lenguaje artístico era la pintura: por ello los primeros profesores fueron pintores, salvo un escultor». Sobre el legado que dejó la Bauhaus, dice que apostó por «acabar con la idea del arte como un lujo a consumir para sustituirla por un arte que cambiara el mundo».
La Bauhaus no pudo evitar estar a merced del convulso panorama sociopolítico de entreguerras. Los vaivenes políticos forzaron asimismo varios cambios de sede -Weimar, Dessau y Berlín- y de director -Gropius, Hannes Meyer y Mies van der Rohe- y fueron determinantes en la cierre definitivo de la escuela, en 1933, por el gobierno nazi.
El 15 de agosto de 1923, la Bauhaus inaugura su primera gran exposición que, bajo el lema «Arte y técnica, una nueva unidad», muestra las obras de alumnos y profesores. Aunque no tuvo éxito comercial, logró un amplio eco publicitario dentro y fuera de Alemania. En ella se incluyeron varias de las obras presentes en esta exposición conmemorativa. Es el caso de «Grupo de casas en primavera» (1916), de Johannes Itten.
El programa inaugural de la Bauhaus lo ilustró Lyonel Feininger con una xilografía titulada «Catedral del futuro», en la que tres estrellas simbolizaban la unión de arquitectura, escultura y pintura. Durante sus años de profesor en la mítica escuela, Feininger se interesó por la relación de la música con las artes plásticas en obras como «Arquitectura II (El hombre de Potin)», de 1921, una combinación de consonancias y disonancias cromáticas.
Durante más de una década, de 1921 a 1931, Paul Klee dirigió cursos y talleres diversos, como el de encuadernación, pintura en vidrio o dibujo de desnudo. «Casa giratoria» (1921) y «Bodegón con dado» (1923) responden a los intereses artísticos del pintor suizo durante su periodo en la escuela. Wassily Kandinsky fue el autor de uno de los ensayos más influyentes del arte del siglo XX, «De lo espiritual en el arte» (1911). Las tres obras incluidas en la muestra ofrecen un panorama de su evolución personal, paralela a la de la propia escuela: «Sin título» (1922), «Tensión suave nº 85» (1923) y «En el óvalo claro» (1925).
La llegada de László Moholy-Nagy a la Bauhaus, en 1923, supuso un importante paso hacia el constructivismo y sus diseños tipográficos dotaron a la institución de personalidad y repercusión internacional. «Gran pintura del ferrocarril» (1920) y «Segmentos del círculo» (1921), previos a su llegada, anticipan algunas de las ideas de la escuela: un canto a la tecnología y al mundo mecanizado o el lenguaje de las formas simples contrapuestas.
Entre 1922 y 1924, Sándor Bortnyik se instaló en Weimar, donde conoció de primera mano la actividad de la escuela. El artista húngaro se interesó especialmente en el taller de teatro de Oskar Schlemmer y participó en el curso sobre De Stijl impartido por Theo van Doesburg. A su periodo de formación en Budapest pertenece «Composición II, Rosa y azul» (hacia 1921), cuyas formas geométricas denotan la huella de El Lissitzky y Malévich.
De todas las labores desarrolladas por Oskar Schlemmer en la Bauhaus, la de mayor transcendencia fue la teatral. Su «Ballet triádico» (1922) llegó a convertirse en el símbolo de la concepción moderna de la danza y la escenografia. Con él, Schlemmer dio expresión a su idea del teatro como obra de arte total, fusión de música, danza y vestuario. Su trabajó giró siempre en torno al cuerpo humano. Sus preocupaciones están presentes en la acuarela «Formación. Tripartición» (1926).
Josef Albers fue el primer alumno de la Bauhaus que llegó a convertirse en profesor. Poco después de promocionarse contrajo matrimonio con Anneliese (Anni) Fleischmann, alumna de la escuela. Su labor docente continuó cuando la Bauhaus cerró sus puertas definitivamente en 1933. El matrimonio Albers se incorporó entonces a la vanguardista escuela Black Mountain College, en Carolina del Norte. En todos sus diseños, ya fueran vidrieras, mobiliario u objetos de uso cotidiano, demostró su preferencia por la abstracción y el empleo de formas geométricas sencillas. Los mismos principios rigen pinturas como «Casa Blanca B» (1947-1954) y «Constelación estructural. Alfa» (1954).
La exposición incluye, además, cinco libros sobre la Bauhaus que formaron parte de la biblioteca del barón Thyssen en Lugano. Editados en los años sesenta y setenta del pasado siglo, evidencian su interés por la prestigiosa institución alemana. El barón comenzó a comprar obras vinculadas a la Bauhaus en 1962, poco después de iniciar su labor como coleccionista de arte moderno. Fue en la galería de Roman Nobert Ketterer, uno de los pioneros en la rehabilitación del expresionismo alemán, donde compró «Grupo de casas en primavera» (1916), de Itten, y «La dama de malva» (1922), de Feininger. Al adquirir esta última dejó escrito en el libro de ventas de la galería: «El expresionismo es una droga, aquí estoy otra vez».
El Área de Educación del museo, en colaboración con la Embajada de Alemania, ha organizado una actividad inspirada en el curso preparatorio «Vorkurs», que tendrá lugar de noviembre a enero. El curso está dirigirdo a alumnos de Educación Secundaria, Bachillerato, Formación profesional y Enseñanzas artísticas y el objetivo es que los participantes adquieran destrezas en la ejecución artística asumiendo el papel de creadores.
«La Bauhaus en las colecciones Thyssen»
Museo Thyssen. Balcón-mirador 1ª planta. Del 28 de octubre de 2019 al 12 de enero de 2020. Horario: lunes, de 12 a 16 horas; de martes a domingos, de 10 a 19 horas. Acceso gratuito desde el hall
