El dicho periodístico reza que «las buenas noticias no son noticia». Lo positivo no nos conmociona como lo negativo y además las mejoras suelen ser más graduales que las desgracias. Así que las malas nuevas monopolizan los titulares. En las sociedades se va inoculando el pesimismo y el derrotismo. Tendemos a verlo todo peor de lo que es (y especialmente en España, país de cenizos por antonomasia).
El año pasado se publicó «Factfulness», libro póstumo del médico y cooperante sueco Hans Rosling. Echándole un vistazo se respira mejor, porque supone un convincente esfuerzo por probar que las cosas van bien. Rosling llevó a cabo una encuesta en numerosos países examinando a la gente sobre el nivel de pobreza mundial, esperanza...
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