¿Es el maíz el sustento de nuestra identidad? Planta, mazorca, grano. Elementos que mezclan magia y realidad del origen del hombre mesoamericano. Para Miguel León Portilla, el maíz es un símbolo protagónico o para ir más a nuestra raíz es un protosímbolo de nuestra cultura, esencia de la visión del mundo y del ethos de la comunidad. / Mi Dios lleva a cuestas jades de agua/ por el camino del agua es su descenso / ahuehuete precioso, / preciosa serpiente turquesa / El a mí concede favores / que me alegre, que no perezca / Yo la tierra mata de maíz. El maíz no es una planta silvestre sino producto de la creación mexicana. Es un invento que lo trasciende más allá de la alimentación, sobre él gira la cosmogonía de la civilización mesoamericana. Esta hazaña es tan sorprendente como las pirámides, el templo de Quetzalcóatl, los códices, las pinturas, el arte plumario, no es ninguna coincidencia que se haya divinizado, el maíz es un Dios Alimento. Su semilla da Vida. Es producto de la entraña mexicana. Está presente en los bajorrelieves, en los frescos en los frisos de los templos. Su cultivo tiene influencia en la astronomía. Tiempo circular, sol en movimiento, el grano de maíz cae en la humedad de la tierra, se fecunda, da vida, emerge como lanza para dorar el campo. ¿Acaso el hombre no se engendra de la misma manera sobre la humedad amorosa?
¡Cuántas cosas germinan de un diminuto grano dorado! Enlazados con su presencia multicolor van los días del año, las fiestas, la religión, las guerras… Su pequeña figura engrandece un territorio, los usos y costumbres de sus habitantes y es tan generoso que permite dar tiempo para pensar, dicen los antiguos convencidos de quién tiene un puño de maíz almacena futuro y esparce esperanza de vida en la tierra y en el inframundo. / Emergen, emergen las flores: / floreciendo están las flores en presencia del sol. / A tu canto corresponde el ave del dios. / Tú la buscas: todas ellas son tu canto y son tu dicha: / tú deleitas a los hombres con movedizas flores. / Donde quiera ando, por doquiera canto, yo cantor: las flores olientes a maíz tostado se remecen / entre las mariposas en el patio florido. La grandeza del rostro de los vencidos, la poesía náhuatl, la mágica historia de otro México, trascendió por el legado de Miguel León Portilla, gracias maestro, sea mi homenaje por tu obra inmortal… ¡Feliz Domingo! Carpe diem. _