Como se mencionó en una entrega anterior, fue el gobernador Curiel al que le tocó enfrentar y resolver lo necesario para asegurar el abasto de agua a la Guadalajara de 100 mil habitantes, que crecía de una manera acelerada y a la que pronto le faltaría el agua si no se hacían las obras necesarias.
La visión y previsión de las necesidades futuras, atendiendo a las recomendaciones de los técnicos, fue lo que permitió tener resuelto el abastecimiento de agua para Guadalajara en los años siguientes.
Si bien los tiempos históricos tienen sus circunstancias y características propias, México gozaba en ese entonces de una economía sana y floreciente que permitió atender a las recomendaciones técnicas que se propusieron y permitieron la ejecución de diversas obras de infraestructura.
En 1893 el Ing. Agustín V. Pascal presentó al gobernador el primer estudio que tenía posibilidades para dotar de suficiente agua a la ciudad. Posteriormente y ya cerca del fin de siglo, de nuevo se revisaron las alternativas posibles y se decidió de entre ellas la propuesta de construir una serie de galerías o canales subterráneos que captaran las aguas de los manantiales de la zona de los Colomos, conducirlas hacia el centro de lo que actualmente son los tanques de almacenamiento del sistema y de ahí bombear el agua a la parte alta de la zona (la actual construcción conocida como “el Castillo”).
Según lo acordado con el Gobernador, debería de obtenerse un caudal de 150 litros por segundo con tres bombas de 75 caballos cada una.
Finalmente, señala el ingeniero Agustín V. Pascal: … “no era prudente limitar la adquisición de la potencia a 225 caballos de fuerza pues las necesidades de la ciudad podrían crecer rápidamente y ser insuficiente el agua que se le suministraría. Por este motivo todos los canales de captación de las obras fueron construidos para una capacidad de 500 litros por segundo y propuse la adquisición de (bombas con) 400 caballos de potencia…”.
Se estudiaron alternativas de instalar bombas movidas por vapor o movidas por energía eléctrica, finalmente se decidió instalar bombas eléctricas pero por precaución, se instaló una preparada para ser movida con vapor generado por una caldera expresamente instalada para este fin.
Puesto que el ingeniero Gabriel Castaños ya estaba trabajando en la construcción del acueducto, la decisión del proyecto de concentración y bombeo del agua de los manantiales de la zona fue complementario y coincidente, se direccionó el agua bombeada hacia el acueducto en vez de canalizarla directamente hacia Guadalajara.
El acueducto “Puente Canal Porfirio Diaz” y sus obras complementarias se terminaron en 1901, actualmente sigue dando servicio a la ciudad, entregando agua en varios puntos de almacenamiento y distribución como los tanques del SIAPA en la calle Jose María Vigil y los ubicados en Manuel Acuña, ambos en la Colonia Providencia.
Hoy la Zona Metropolitana de Guadalajara enfrenta una crisis grave en el suministro de agua.
Las circunstancias y características de nuestro tiempo histórico son totalmente diferentes de las que acompañaron al gobernador Curiel en 1895.
Hay colonias que reciben agua, escasamente una vez por semana, la población sigue creciendo y hoy, los recursos económicos son escasos. Las propuestas técnicas existen, pero hay problemas económicos, políticos y sociales sin resolver.
Fuentes consultadas:
Revistas: Los Colomos De Antaño, El Rio Lerma Santiago, Aquellos Tiempos En Chapala Editorial AGATA. 1997 (fecha de edición aproximada).
Los Diez Libros de Arquitectura, Marco Vitrubio Polion, siglo I a C. (traducción del latín de 1787).
Infraestructura hidráulica en Guadalajara para el abastecimiento de agua potable: el caso de sustentabilidad en las galerías filtrantes de Guadalajara. (Alicia Torres Rodríguez 2013).
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/acueductos_8592/5
*El Arquitecto Leopoldo Fernández Font es Académico Emérito de la Academia Nacional de Arquitectura y miembro del C.T.C. (Consejo Técnico Ciudadano).