Señor Director,
En el marco de la actual campaña electoral del Uruguay, su expresidente, José Mujica, acaba de declarar que por ningún motivo su país adoptaría el modelo chileno. No se necesita ser muy listo para comprender que son las aberraciones sociales y políticas propias de este modelo que el expresidente uruguayo considera como insoportables para su pueblo.
En muchos países de nuestro subcontinente las condiciones que les inflinge a los trabajadores un modelo como el chileno provocan movilizaciones masivas y muchas veces violentas. Así es en Ecuador , donde el Presidente ha visto repudiadas por su pueblo las medidas draconianas que quería imponer con el padrinazgo del FMI. Es así también en Argentina donde el Presidente Macri, otro protegido del mismo FMI, va a recibir su correctivo en las próximas elecciones presidenciales.
Más allá, en México, en Perú, entre otros, las movilizaciones ciudadanas atacan a las mafias o a la corrupción de las élites logrando victorias que la prensa chilena calla o subestima. Sin olvidar que en países de otro continente, como en Francia, los chalecos amarillos ponen en jaque los gobiernos obligándoles a renunciar a sus políticas antisociales.
Es así como llegamos a los enigmas de la situación chilena donde una población que es vapuleada a diario desde hace casi cincuenta años no sale aún de su sopor.
