La jornada de ayer dejó una imagen insólita: Albert Rivera volvió al Parlament –el trampolín que le catapultó al Congreso en 2015– para defender la moción de censura contra el president Quim Torra en pleno 1-O, día de alto voltaje en Cataluña. Un órdago, el de Ciudadanos, más mediático que pragmático y con poco recorrido político por la falta de socios para descabalgar al president del Palau de la Generalitat. Solo el PP votará a favor en un pleno que se celebrará el lunes 7. El PSC se desmarca del constitucionalismo al decantarse por la abstención (si se sumara, tampoco saldría adelante), mientras que los «comunes» votarán en contra de Lorena Roldán (Cs) y junto al independentismo.
El anuncio de la abstención socialista, sin embargo, llega en pleno otoño caliente, tras las detenciones de los siete miembros de los Comités de Defensa de la República (CDR), la no condena del Govern de Torra y las sentencias del juicio del «procés» a la vuelta de la esquina, con las consiguientes apelaciones a la «desobediencia civil masiva» por parte de JxCat y ERC. Además, se produce después de que Miquel Iceta haya pedido en varias ocasiones la salida del Gobierno de Quim Torra de la Generalitat y la convocatoria urgente de elecciones en Cataluña.
Argumentos, todos ellos, que usó el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, para cargar contra los socialistas y exigirles un paso al frente con el bloque constitucionalista. «No doy crédito que, en un momento histórico como este, que está volviendo el terrorismo para defender al separatismo en Cataluña, el PSC no esté al lado de la convivencia en esta moción de censura». «¿De verdad que prefieren a Torra que a la convivencia?», clamó contundente el líder de la formación «naranja» desde el Parlament, donde se fotografió en el hemiciclo con una bandera española enlazada con otra catalana. «Señor Torra, entérese. El Parlament es de todos y Cataluña somos todos», añadió.
Rivera tampoco dudó en recriminar directamente a Pedro Sánchez y a Miquel Iceta, a quienes advirtió de que deben «dejar de equivocarse sobre quién es el aliado y quién el adversario».
No obstante, las cartas están sobre la mesa y parece difícil que cambien en apenas seis días. «Tan evidente es que Torra es el problema de Cataluña, como que Ciudadanos no es la solución. Cataluña necesita un buen gobierno», defendió la portavoz de los socialistas en la cámara catalana, Eva Granados, para argumentar la negativa del PSC a votar con Cs y el PP. Según dijo, la decisión socialista se basa en el «postureo» del «partido naranja» para remontar en las encuestas y las urnas: «No es más que un gesto vacío para que Lorena Roldán se dé a conocer», explican desde el grupo parlamentario.
Quien se ha ofrecido para mediar y reunirse con el PSC y los «comunes» es el líder del PP catalán, Alejandro Fernández. El «popular» pidió «recuperar el espíritu del 6 y 7 de septiembre» para volver a unir al constitucionalismo con la moción.
