El lago Mono, cerca del Parque Nacional Yosemite, en California, es un lugar único. No solo por su paisaje extraordinario, como sacado de otro planeta, sino también por su ambiente extremo de aguas hipersalinas (tres veces más que el océano), carbonato de sodio y bórax. Hasta ahora, solo se sabía que dos especies, además de bacterias y algas, lo habitaban: un camarón y una extraña mosca de buceo capaz de salir seca del agua gracias a una burbuja protectora de aire alrededor de su cuerpo. Fue aquí también donde científicos de la NASA encontraron a la famosa bacteria que supuestamente vivía del arsénico, anuncio que resultó ser un fiasco.
Ahora, científicos del Instituto de Tecnología de California (Caltech) han descubierto en el lago ocho especies más, todas pertenecientes a una clase de gusanos microscópicos llamados nematodos. Pero entre todos ellos destaca uno, denominado temporalmente Auanema sp., que tiene tres sexos diferentes, puede sobrevivir 500 veces la dosis letal humana de arsénico y transporta a sus crías dentro de su cuerpo como un canguro.
«¡El nuevo nematodo crece hasta 1 mm de longitud, por lo que es bastante microscópico! Vive comiendo microbios, y podemos cultivarlo en el laboratorio al igual que el nematodo tradicional Caenorhabditis elegans (utilizado en múltiples estudios). Esta es una ventaja maravillosa, ya que nos permite investigar profundamente los gusanos», explica a ABC James S. Lee, uno de los autores del estudio, publicado en la revista «Current Biology».
Los gusanos Auanema sp son hembras, machos y hermafroditas. «Los hermafroditas pueden producir progenie por sí mismos, pero las hembras y los machos necesitan aparearse para producir progenie», aclara el investigador.
Resistentes al infierno
Como los nematodos se consideran el tipo de animal más abundante en el planeta, los investigadores pensaron que también podrían encontrarlos en el duro entorno del lago Mono. Y así fue. Las ocho nuevas especies son diversas, desde microbios benignos hasta parásitos y depredadores. Todas son resistentes al ambiente cargado de arsénico del lago y, por lo tanto, se consideran extremófilos, organismos que prosperan en condiciones inadecuadas para la mayoría de las formas de vida.
Al comparar las nuevas especies de Auanema con las especies hermanas del mismo género, los investigadores encontraron que las especies similares también demostraron una alta resistencia al arsénico, a pesar de que no viven en ambientes con altos niveles de arsénico. Pero además, comprobaron que Auanema sp. podía prosperar en el laboratorio en condiciones normales y no extremas. Solo unos pocos extremófilos conocidos en el mundo pueden estudiarse en un entorno de laboratorio.
Según los autores, esto sugiere que estos animales de apenas mil células pueden tener «una predisposición genética para la resiliencia y la flexibilidad en la adaptación a ambientes severos y benignos por igual».
Secuenciar el genoma
Los investigadores planean secuenciar el genoma de Auanema sp. para buscar genes que puedan permitir la resistencia al arsénico. El agua potable contaminada con arsénico es un importante problema de salud mundial. Comprender cómo los eucariotas y los nematodos tratan el arsénico ayudará a responder preguntas sobre cómo la toxina se mueve y afecta a las células y los cuerpos.
«Estamos muy interesados en descubrir cómo estos gusanos viven en el arsénico. El arsénico es peligroso para los animales porque se transporta accidentalmente a nuestras células a través de transportadores de fosfato (el fosfato es un ingrediente esencial para la vida, pero comparte algunas similitudes químicas con el arsénico). Es posible que (el gusano) sea muy bueno manteniendo el arsénico fuera de sus células. O quizás lo excrete de manera eficiente, o se desintoxique de alguna manera. ¡Tenemos mucha curiosidad por saber cómo lo hace!», reconoce Lee.
