Siendo innegable su trascendencia, el derbi madrileño asoma demasiado pronto en esta indescifrable Liga, con Atlético y Real a medio hacer y pensando más en salvar el otoño con buena cara y sin rasguños irreparables que en cotas más ambiciosas. No se gana la Liga en septiembre, nunca se ha hecho, pero sí se puede perder como se ha visto en los últimos cursos, así que los vecinos madrileños se plantan en el Wanda Metropolitano con cierta precaución. Ambos han pasado ya por los primeros baches de este curso, pero el Madrid, así de complejo es el fútbol, es el líder con el Atlético por detrás a un solo punto, por lo que esta noche está en juego la cima y el orgullo, puede que más importante incluso que los tres puntos.
Desde que llegó Diego Pablo Simeone al Atlético, el derbi ha cobrado la rivalidad perdida, con un serial interminable de partidos llenos de tensión y variedad. Son 29 duelos con el argentino en el banco rojiblanco, con nueve victorias para el Atlético, diez empates y diez derrotas, siendo las dos finales de Champions unas heridas que todavía escuecen. Pero es innegable que Simeone ha dado sentido a este duelo tan íntimo, pues en los 29 encuentros previos a su irrupción el Atlético solo había vencido en dos ocasiones. Estadísticas y hechos, muy poco que objetar.
En el Real Madrid ha vuelto Zinedine Zidane y aún no queda claro si en ese regreso hay motivos para el brindis, tan irregular ha sido el cuadro blanco en estos meses de bandazos. Hace diez días se llevó un chasco tremendo de París, pero ha reaccionado con cierta dignidad con dos buenos triunfos ante el Sevilla y ante el Osasuna, por fin enchufado en defensa después de la sangría. Arriba, vive de Benzema y de su ilusionante despertar, así como del renacer de un Bale que parecía en China y de un James que tenía más pinta de rojiblanco que otra cosa.
Llega demasiado pronto el derbi también para los nuevos, comprensible la expectación que despiertan Joao Felix y Eden Hazard. El joven prodigio portugués ha dado algún que otro fogonazo y tiene una pinta estupenda, obligado a brillar en citas como las de esta noche por lo que indica el precio que cuelga de su camiseta. Mientras, Hazard trata de subirse al tren, castigado en el prólogo con una lesión como muchos de sus compañeros por una preparación deficiente.
Es, a todos los efectos, un partidazo, aunque no va a decidir nada a estas alturas. En la memoria, y aunque fuera un amistoso, queda el 7-3 del Atlético en pretemporada, así que el Madrid tiene motivos de sobra para ponerse muy serio en este derbi por la cima.
