Tras la victoria en la final del Mundial de baloncesto ante Argentina, y una vez superada la celebración en la cancha, la atención a los medios y el jolgorio en el vestuario, Sergio Scariolo aún quiso reunir a su equipo una vez más.
El seleccionador quiso quedarse a solas con sus doce campeones del mundo y transmitirles un último mensaje. La noche en Pekín iba a ser larga, pero el entrenador italiano no quería dejar pasar la oportunidad de poner en valor lo conseguido:
«Habéis demostrado compañerismo, capacidad de sufrir, capacidad de prepararos... Y sobre todo, habéis demostrado ser un equipo. Este juego es generoso con quien lo respeta. Lo habéis respetado en ambos lados de la cancha y, al final, mirad qué regalo nos ha hecho el baloncesto...».
Scariolo no pudo continuar, porque con esa última frase los jugadores y el resto del cuerpo técnico se abalanzaron sobre él para darle una ducha de campeonato mundial.