La victoria de la selección española de baloncesto ante Argentina en su segundo Mundial es una victoria contra la desesperanza, contra el pesimismo y contra la desilusión, una victoria contra el conformismo y contra la resignación, una victoria del color contra el gris, una victoria de la unión contra la división, una victoria del arrojo y del descaro contra el retraimiento y la cobardía, una victoria del orgullo de nación contra el victimismo, una victoria del optimismo contra el pesimismo.